Una quiteña de 36 años, que siempre supo que la fotografía llegaría para quedarse en su vida. Una pasión que marca sus pasos desde muy pequeña, pues con tan solo 6 años de edad, cogió la cámara fotográfica de su papá, y se designó como la corresponsal oficial de la familia para capturar los recuerdos en un solo disparo.
La fotografía es parte de su ADN, “está ahí desde que tengo memoria. Siempre me apasionó y mi familia, pilar fundamental en mi carrera artística, siempre me apoyó e impulsó a seguir la carrera que me gustaba”.
Licenciada en marketing con un Minor en Fotografía, María Emilia sabe que hay que ser constante y activa, nunca parar de aprender y lo hace por medio de “diferentes talleres dentro y fuera del país con importantes fotógrafos internacionales”, sólo así se puede seguir y dar lo mejor de sí a través de su talento.
María Emilia ejerce la fotografía como profesión por más de 17 años. Uno de sus temas favoritos para retratar a través de su lente, es la naturaleza en todos sus sentidos, “para mi la conexión con ésta es la inspiración más profunda, es fundamental en mi arte. Representa expansión, abundancia y sanación”.
También le encanta documentar Ecuador, sus tradiciones, culturas, paisajes, “nuestras raíces, nuestro entorno, lo simple, lo que llama en mi interior, esos instantes que me sacan un suspiro”.
Y es que así es ella, una joven fotógrafa cuya sensibilidad trasciende de manera maravillosa, capturando momentos irrepetibles que cuentan historias.
“Pienso que tenemos un país maravilloso, al cual no lo valoramos. Hay muchas culturas y tradiciones que están en peligro de extinción y debemos darles la importancia que merecen para ser descubiertas y mantenerse en el tiempo”, señala Moncayo, quien trabaja arduamente para cumplir un pendiente en su agenda, cruzar las fronteras con su arte.
“Quiero llevar mi trabajo al exterior, que esa sensibilidad de mi mirada se expanda de la mejor forma posible, llegando a más personas alrededor del mundo”.
Para María Emilia lo más importante es que la gente pueda viajar a través de sus imágenes, reconoce que no tiene una fotografía épica, pero “creo que cada libro publicado ha tocado almas y despertado pasiones. Y quizás eso los haga épicos para quienes han volado a través de sus páginas”.
Porque para esta artista lo más triste es la falta de tiempo de la sociedad. “Este querer estar ocupados siempre, sin dar importancia a lo que verdaderamente importa. En este mundo que va tan rápido, siento que nos perdemos de vivir, de sentir, de mirar, de contemplar la vida en todas sus formas”. Y para poder entender mejor este concepto, María Emilia quiso expresarlo a través de su último libro: simplicidad, para que “la gente se detenga por pequeños momentos a vivir, a sentir la vida con detenimiento, que tanta falta nos hace. Dejemos las carreras y competencias a un lado”.
“Cuatro Andares, caballos de crianza en Ecuador” (2010)
“Tierra de Chagras” (2013)
“Senderos de Toquilla” (2017)
“Amanecer al Galope” (2018)
“Simplicidad” (2020)
“Mis hijos: ver su manera de mirar el mundo. Me recuerda a esa niña que llevo dentro, y que nunca debe perder la capacidad de asombro por las cosas pequeñas y simples de la vida, donde está la magia”.