Blog Uribe Schwarzkopf

Fabián Patinho: la magia de sostener un instante

Escrito por Uribe Schwarzkopf | 02 mayo 2023

Quito amanece frío y envuelto en esa neblina misteriosa que salpica agua y pincha el rostro de quienes pisamos unas veredas rotas por el peso de tantas historias andadas.

El ruido de los buses corta el aire, es hora de subir al último piso de un edificio colmado de gente con el alma de vecinos, personas que aún saludan, que ceden y ayudan. Miro hacia arriba y descubro una pintura urbana con vida, una obra de Patinho que hace su magia como el artista completo que es. Su casa se abre al igual que él como un ser humano que brilla, lo miro, me saca una sonrisa liviana, mientras las notas de una ópera nos abrazan y comenzamos. 

Él es cuencano, pero ha vivido en Quito desde los 16 años, apenas se graduó del colegio, hoy tiene 48. Aprendió a leer gracias a los cómics a los cuatro años, “crecí consumiendo ingentes cantidades de cómics”, eso hizo que se saltara los primeros dos años de educación inicial y fuera directo a primaria y que su creatividad explotara desde muy temprano, “nunca he sido un buen dibujante, nunca creí que haría cómics, no sabía que en Ecuador se hacían, un día conocí a unas personas que lo hacían esporádicamente y me lancé. Tuve que aprender sobre la marcha y de forma autodidacta”. Estudió Diseño y Antropología, no se graduó porque no era la suyo. A lo largo de once años, Fabián fue el responsable de hacer la tira cómica que se publicaba en diario El Comercio ‘Ana y Milena’, un trabajo que le ayudó a pagar sus cuentas y que para él era muy sencillo, las hacía en quince minutos, “no es exactamente lo que yo quería hacer, tampoco me considero exactamente un artista plástico, no se me daba eso. Soy dibujante de tinta y soy un narrador, alguien que cuenta, por eso también escribo teatro pero ese es mi lado B. En el dibujo y en el teatro está mi satisfacción, mi lado A es la novela gráfica”. Acaba de terminar su tercera novela gráfica -policial en el siglo XVIII en la colonia quiteña- y está comenzando el guion de la cuarta -primera en Jirón, Azuay, de donde son sus abuelos y cuyo protagonista por primera vez es un hombre, “un muy honorable y respetado traficante de alcohol”. Es un western en los años ‘30-.

Un artista con la visión clara y con un trabajo metódico y organizado, él ha generado su propio estilo y sistema a la hora de crear sus obras, su primer paso es armar la historia y estructura, luego el guion técnico y finalmente dibujar, “eso es ya tejer la colcha, es carpintería, la manualidad; la parte difícil es cómo contar la cosa”, dice este autor visual que también hace fotografía y video -no es fotógrafo-, y que no se ve como un dramaturgo pese a sus exquisitas y varias obras de teatro, que las escribe desde los veinte años. Dibujos, pinturas, cómics, fotografías, cortometrajes, todas obras de autor que nacen del talento íntegro, auténtico e irónico de Fabián Patinho, un narrador visual que cuenta historias a través de su tinta con las que sostiene instantes.

Él encuentra la belleza en todos los escenarios que camina, en las calles, los barrios, en lugares cotidianos, en los rostros frecuentes, en los paisajes urbanos y naturales que se vuelven una narración por si solos bajo su pluma. Es muy fácil detenerse en su obra por horas, da gusto mirarlas por largos minutos porque en cada detalle es posible encontrarse o perderse. “Siempre quiero que mi arte visual cuente historias, si ves mis tintas vas a ver historias, dialogan contigo, te llevan hacia un anécdota, se reconoce lo cotidiano. Ahí no hay nada que entender, es lo que está, lo mío es figurativo, pero hay lecturas que se dan entre los personajes y el lugar, y eso se está contando en buena parte de mi obra visual. Quiero que en mi obra narrativa, al leerlas, se te vengan a la cabeza imágenes. Mi obra tiene que contar y tener imágenes, nutrirse de éstas”.

En Cuenca, Fabián tuvo la suerte de vivir en el barrio de San Sebastián a dos cuadras del Museo de Arte Moderno, eso hizo que él tenga un acercamiento al arte desde muy pequeño, siempre había exposiciones de grandes artistas como Araceli Gilbert, Enrique Tábara, Villacís, entre otros, “encontraba ahí cosas que no había en la televisión o en los libros, me abría puertas a un estado de apreciación estética que no había en ninguna otra parte, sino en la exposición. En el fondo quiero que cuando las personas estén frente a una de mis obras, entren a un espacio que sea distinto y que no lo hallen en otros lugares”. Actualmente resulta algo mejor para los artistas vender su obra directamente a través de las redes sociales, pero gracias a la visión de una gran amiga artista de Fabián, se entiende el valor de presentar la obra en un espacio, “exponer en una galería es una forma de generosidad, la gente va a ver tus obras en vivo, que de otro modo nunca las vería. Hay muchas personas, estudiantes como lo fui yo, que recibía algo especial al ir, y es cierto, porque es una forma de compartir y espero que se trace un pequeño vínculo”.

El arte visual de Patinho tiene esa posibilidad de llegar a más gente, no es un arte hermético, no codificable, en toda su obra Patinho cuestiona respecto del status quo, de lo normado en una ciudad como Quito, “franciscana, curuchupa, atávica, demasiado amarrada al pasado. Donde más hago eso es en la novela gráfica, ahí cuestiono bastante y mis personajes interpelan eso, desde el 2004 con ‘Ana y Milena’ -dos mujeres independientes-, ya planteaba eso, una burla de ser quiteño, de ser ecuatoriano, de las formas acartonadas. En mis novelas gráficas siempre las protagonistas son mujeres y hacen eso, se desubican de su entorno social, son personajes incómodos”. En su obra visual hay también una interpelación desde la calle, porque desde ahí se habla de ciudad, el entorno físico, en la calle comulgan todos, durante mucho tiempo él caminó por barrios populares -Pío XII, San Carlos-, donde hay acumulación de cosas, pero siempre encuentra esos detalles que nos hacen a todos, que son la ciudad. Sobre Quito, Fabián es muy claro, “esta es una ciudad de contrastes, como lo dijo Blomberg, aquí convivimos la Colonia con la época Republicana y ahora el Modernismo, necesitas comulgar. Quito vive de eso, Quito es eso, Quito son subidas, bajadas. La uniformidad no nos vienen bien a los quiteños”. 

En cuanto al teatro que a él le interesa ver y hacer, le gustan las obras que demandan “desde la entre línea, desde lo que no está explícito, de lo que está debajo. Mis obras cuentan cosas muy sencillas, lo mío es el costumbrismo urbano quiteño actual, contemporáneo, en ese diálogo entra la crítica a los roles de género, roles sociales, laborales, con figuras retóricas continuas como la ironía, la hipérbole, pero no evidente”.

La influencia de las mujeres en la obra de Patinho es trascendental, eso se debe a que siempre estuvo rodeado de ellas, “crecí con cinco hermanas mayores y una mamá muy fuerte que marca -y abuelas-, ese universo femenino alimentó mucho mi hogar, había símbolos y comportamientos femeninos todo el rato, a mi me fascinaba entrar al cuarto de ellas y jugar con sus cosas. No me hice gay, soy aburridamente heterosexual”. De ahí sale que sus protagonistas sean mujeres, además de que al serlo, se vuelven personajes más interesantes, “son más complejas, los hombres son más decodificables, más maniqueos, las mujeres están llenas de matices, de momentos, es más agradable para mi sacar historias desde ese nivel de complejidad, desde esas contradicciones enormes que tienen las mujeres; y si es novela gráfica, es mucho más interesante dibujar mujeres que hombres”, dice el autor visual de ‘Cielo’, su última novela recientemente presentada.

Hoy Fabián está feliz, vive una etapa tranquila, sin estrés y eso se refleja en lo que le inspira actualmente -porque eso cambia-, y busca sostenerse en ese instante, “ahora en mi obra puede ser que parezca feliz, cromáticamente son colores vivos, apastelados, más brillantes, hay luz en mucha de mi obra, la gráfica y la narrativa, hay alegría. Esto no pasaba hace veinte años, en ese momento hacía lo que me sostenía en mi entorno tanto social como emotivo. Me inspira poder encontrar un lugar para mi”.

Varias obras en camino, quiere vivir en algún valle -Nayón, de ser posible-, tener una casa pequeña y tener un gallinero con diez gallinas. “Me siento hoy un artista bastante realizado, para un dibujante de cómics hacer una novela gráfica es hacer el doctorado más alto, he hecho tres, a nivel personal como artista, esa fue mi meta”.

 

Eposisiciones

  • Ecuador (individuales y colectivas).
  • República Dominicana “Voluntariado de las Casas Reales” (individual y colectivas).
  • Estados Unidos, Miami (colectiva).
  • Jamaica (colectiva).
  • Cuba (colectiva).

Contacto: fspatinho@yahoo.com