Nunca es tarde para cambiar nuestros hábitos —entre ellos, los financieros. Mucha gente se pregunta cómo ahorrar: en las escuelas nos enseñan muchas cosas que luego no usamos en la vida, pero no nos dan materias tan vitales para la vida adulta como una buena educación financiera, de la que ahorrar es un pilar fundamental. Si quieres ahorrar, pero no sabes por dónde empezar, traemos cinco consejos para que lo hagas.
Si ya lo has intentado antes, sin éxito, no te desanimes: sigue leyendo.
La primera verdad que no debes olvidar es que para crecer económicamente hay que invertir y para invertir hay que ahorrar.
Un pequeño cambio de actitud, con el tiempo, puede convertirse en algo muy grande. Si empiezas hoy, en un año verás tu cuenta de ahorros y te dará satisfacción.
1- Lleva una cuenta detallada de tus gastos
El primer consejo es prestarle mucha atención a nuestros gastos.
Toma nota de cada compra, cada cena, cada propina, cada artículo del hogar y cada prenda de vestir. Hazlo al centavo.
Luego, organizar la información obtenida en categorías como gastos del hogar, gasolina y entretenimiento.
Los programas de hojas de cálculo, como Excel o Sheets traen ya plantillas para gastos. Puedes abrir un archivo ahí y apuntar cada gasto.
Esta información se puede comparar con los estados de cuenta del banco para saber que no hemos olvidado nada. El conocimiento es poder y lo que no sabemos nos puede costar mucho.
2- Ponte una meta de ahorros
Si sabemos cuánto gastamos cada mes, podemos planificar.
Esto nos va a mostrar cual es la relación entre nuestros ingresos y nuestros gastos. La idea es planificar mejor, evitar derroches y empezar a guardar una cantidad fija de dinero.
La meta de ahorros recomendado es entre el 10 y el 15 por ciento de lo que ganamos.
Algunos bancos tienen sistemas automatizados de ahorro para que este proceso sea más sencillo.
3- Encuentra en qué ahorrar
Es muy probable que al hacer una auditoría detallada de nuestras finanzas, notemos que no podemos ahorrar como quisiéramos y que estamos gastando en cosas innecesarias.
Ese es el momento para hacer ajustes presupuestarios.
Lo primero es identificar esas categorías que no son esenciales y que podemos evitar.
El problema no está en gastar dinero sino en gastarlo en cosas que no nos sirven ni nos hacen bien.
Los gastos fijos, por ejemplo, pueden pasar desapercibidos. Aunque sean unos pocos dólares al mes, al final todo suma. Tal vez hay algún servicio que ya no usamos tanto como antes o algún curso online que nunca empezamos.
Comer afuera puede ser uno de los gastos más altos que se acumulan a lo largo del mes. Cocinar no solo es una actividad divertida, también es una excelente manera de ahorrar. Evita hacer compras con hambre, siempre va a terminar con menos dinero y más comida de la que necesita.
Antes de realizar gastos extra, tómate un tiempo para reflexionar.
La industria de la publicidad emplea a muchas personas que hacen todo lo posible para que gastemos de más. Una gran herramienta psicológica para cuando queramos comprar impulsivamente es recordar el trabajo que nos cuesta ganar nuestro dinero.
4- Saber para qué estamos ahorrando
Ya tienes una meta de ahorro, ahora decide para qué será ese esfuerzo.
Tal vez te motiva comprar una casa, unas vacaciones en familia o ahorrar para tu jubilación.
Si sabes lo que quieres y por qué lo quieres tendrás menos dificultades a la hora de decirle que no a esa cena costosa o a esos zapatos que no va a usar.
No todas las metas tienen que ser a largo plazo. Podemos tener metas pequeñas y divertidas que nos motiven para los próximos meses. Lograr estos objetivos más sencillos puede servir como un estímulo psicológico para emprender metas más ambiciosas.
5- El dinero no es todo
El último consejo viene del asesor financiero Ramit Sethi, que tiene un blog sobre estos temas.
Él nos recuerda que es importante desarrollar una disciplina y mejorar nuestra cultura financiera pero no hay que olvidarse de vivir.
A veces hay gastos que, aunque no tengan sentido financiero, nos harán más felices. Lo seguro es que, como decía Steve Jobs, a nadie le sirve ser el más rico del cementerio.
Hay muchos caminos que llevan al mismo destino: tranquilidad financiera y la certeza de que el fruto de nuestro trabajo se ha utilizado de una manera inteligente.
Hay muchas ideas que pueden sumarse a las que hemos enumerado pero ningún consejo es tan bueno como para funcionar si no lo aplicamos.
Si ya tienes la solidez financiera que necesitas, puedes mandarle estos consejos a tus hijos, tus amigos o a tus compañeros de trabajo.
Ahorrar no se trata de austeridad, sino de imaginar una vida más abundante en la que, a su vez, podamos dar más. No importa en qué etapa de nuestra vida estemos, siempre podemos crecer.