A sus 40 años este padre de dos hijos y esposo, es un artista que vive de su obra y de su trabajo multidisciplinario que transita por temas relacionados con el día a día, con la naturaleza y la migración. Vive y trabaja entre Quito y Santo Domingo de los Tsáchilas, y en ese vaivén se dio un respiro que nos entregó con generosidad para conversar de él y su obra, que sin duda deja huellas importantes no sólo en el arte independiente del país, como pintor, fotógrafo, escultor, director de arte y director de foto para cine documental, sino también como un académico de prestigio y un ser humano cargado de sensibilidad.
uSpots: ¿Cómo y cuándo fue tu paso entre la fotografía y la pintura? ¿Navegas entre ambas disciplinas?
Geovanny Verdezoto (GV): La fotografía es una herramienta muy útil y a pesar de ser un encuentro tardío, bastó un primer curso de introducción a la fotografía análoga en blanco y negro (2003) para abrirme un universo casi infinito de posibilidades. Aprender a esperar el momento fue clave y revelar en papel de fibra con ácidos para fijarlos con procesos químicos de manera manual con paciencia y precisión, es algo que difícilmente se hace con la revolución digital de la fotografía. Pasar de ese torbellino de momentos, a un rollo de 24 disparos en blanco y negro, era una diferencia abismal. Pienso que soy afortunado de haber conocido ese proceso, pues me enseñó a esperar y observar al mundo con mucho más detenimiento. La fotografía tiene que contar historias y el poder de una sola imagen puede ser tan contundente como una buena pintura.
¿Si navego entre estos dos mundos? es una gran interrogante para mi también. Honestamente me cuesta aún encontrar el hilo que una estos dos campos tan apasionantes y profundos. A veces los uno y a ratos siento que soy otra persona con la cámara, los temas si son recurrentes pero la mirada no cambia, sólo la veo en otra dimensión. Sin embargo, con la fotografía he tomado un descanso necesario, no forzado, para dedicarme en los últimos tres años, al oficio de la pintura y el dibujo. El celular está ahí siempre para tomar apuntes fotográficos que dan pie a ideas o series que trabajo en la pintura. Pero ya no tengo cámara grande, estoy pensando en volver a adquirir nuevos equipos y retomar mis proyectos personales de foto. Es un proceso cíclico y ya han pasado algunos años, creo que es hora de volver.
uSpots: Ya es un año desde tu exposición Sahumerio, la fuerza e impacto que causa tu trabajo es indiscutible. ¿Qué te inspiró y cómo te sentiste una vez lista y expuesta tu obra?
GV: Sentí que volví a mi centro. Era tan necesaria esta exposición. Agradezco mucho a mi curadora Ana Rodríguez y a Pepe Avilés, director de la N24 Galería de Arte, por apostarle a mi trabajo. Pienso que fue un gran retorno a la escena cultural nacional. Estuve ausente por mucho tiempo de los circuitos de exposición oficiales debido a que enfoqué toda mi energía en desarrollar mi lado familiar y la crianza de mis dos hijos junto a mi esposa. Decidí entonces manejar mi carrera desde los proyectos bajo encargo para espacios públicos y privados. Estoy muy satisfecho del impacto que causaron mis dos últimas muestras, especialmente “Sahumerio, el archivo del pequeño presente”.
No había pintado con ese frenesí desde hace mucho y siento que debo seguir explotando este universo salvaje de tinta sobre papel hasta agotarlo, definitivamente es lo mío.
uSpots: El humo fue el hilo conductor que pone a sus protagonistas en primer plano, muestra el dolor, la angustia y la impotencia frente a la represión. ¿Cómo logras transmitir de ese modo tan nítido todos esos sentimientos que remueven y quiebran?
GV: El humo es un elemento fascinante, para mi es mística pura, su capacidad gaseosa y de partículas livianas que se elevan, me hacían imaginar miles de formas que ascienden al cielo. Tengo dos recuerdos claves, mi niñez en la provincia de Bolívar, en la cocina de leña de mi abuela cuando encendía el fogón con ramas secas de eucalipto para parar la olla de café. Su combustión era tan rápida que levantaba un humo con aroma característico que inevitablemente se impregnaba en la comida y en la ropa. Y el de la actualidad, manifestaciones y protestas sociales generadas por el incremento del precio de los combustibles (junio 2022). En las redes sociales encontré uno de los hechos más violentos que había visto en mi vida, el brutal acto contra Guido Guatatuca (+), manifestante del Puyo, que falleció por un impacto de bomba lacrimógena en el rostro. Una imagen que no podía sacármela de la cabeza. Cuando decidí pintarla, sin ánimos de nada más que curar mi psiquis, me di cuenta que la tinta y el humo se conectaron increíblemente en este capítulo espantoso. Ahora no se trataba de un humo pacificador, sino uno de guerra, que reprimía y alejaba manifestantes, era doloroso y cruel. Ahí nació esta serie.
uSpots: ¿Por qué el humo, además de la metáfora que lo abraza?
GV: El humo trascendió a otra dimensión, se convirtió en una justificación que me permitió entenderlo como un plano múltiple, místico, espiritual, represor y de identidad. Empecé a desarrollar imágenes sin parar, en una especie de impulso sin frenos, me fui alejando de las protestas y entré a reflexionar en la raíz de los problemas y las contradicciones del mismo. Mi deseo era plasmar un archivo memoria de imágenes que se asocian entre sí, y que funcionen también individualmente. Un deseo desesperado para que nunca se olviden y se conviertan en una colección de imágenes que se alimentan a diario y que no terminan.
uSpots: ¿Prefieres la tinta o las acuarelas? ¿Cuál es la técnica que más te apasiona para trabajar y crear?
GV: Antes que pensar en una u otra técnica pienso más en lo que tienen en común: la mancha y la aguada. Este gesto libre de la pincelada y del estallido del agua sobre el papel.
Esos microsegundos de no tener el control es lo que me tiene enganchado en ambas técnicas. Confieso que con la acuarela debo afinar los sentidos antes de lanzar un pigmento. Esta dimensión de color es muy emocionante pero es también agotadora. En cambio con la tinta, somos uno sólo. El miedo lo perdí desde siempre, puedo decir que nací sin miedo a la tinta.
uSpots: ¿Cómo comienzas a contar una historia a través de tu oficio?
GV: Entendí que mi trabajo siempre parte de alguna experiencia personal. Actualmente siento que contar mi historia me hace único. Eso lo entendí el momento en que salí a Europa por primera vez a los 23 años (2008). Había llegado con mi primer libro fotográfico “Los que se quedan 2007”, y nunca pensé que mis historias tan personales estaban siendo recibidas en Europa. Gané el primer lugar en el festival de fotografía de Roma, Italia (1era. edición). Inocentemente quise saber que valores y criterios pesaron para darme este reconocimiento, el curador, fotógrafo y director del festival, Marco Delogu, me dijo que eran historias genuinas, es lo que ellos buscan, no malas copias. Desde ese momento apliqué ese mismo criterio en todo mi trabajo.
A veces cuando estoy agotado de pensar en temas globales o universales, recurro a mis orígenes, visito a mis padres o camino por las calles en donde crecí. Me gusta observar detenidamente de donde vengo, ahí encuentro mi herencia que a ratos siento que la pierdo de a poco. Cosas tan familiares e íntimas como mi madre cuando mata con sus manos una gallina criolla que trae de la finca o cuando mi padre siembra una planta de maracuyá en la terraza de su casa por el simple amor de producir desde la tierra. Son cosas tan mágicas que yo no hago y que merecen ser contadas desde la individualidad y pensadas en la universalidad.
uSpots: ¿Qué te inspira?
GV: Mi familia, mis hijos, la naturaleza, la música instrumental experimental, el sueño de ser artista y las ganas de seguir viviendo de mi obra.
uSpots: ¿Cómo es el proceso de creación de una obra?
GV: Generalmente reviso mis textos, mis libros de arte y literatura, veo noticias y sigo las redes sociales. Es un proceso peligroso porque actualmente las noticias son deprimentes y las redes sociales consumen mucho de mi tiempo y detesto eso. Cuando tengo una idea la pienso intensamente por días mientras intento dormir, y cuando amanece, empiezo mi día normalmente, entro a la ducha y es ahí donde los pensamientos decantan en ideas más concretas, muchas de las grandes ideas han surgido así.
uSpots: ¿Quiénes son tus referentes?
GV: Tengo un bagaje de artistas que me gustan mucho, pero quisiera hablar de quienes me han influido. A lo largo de mi carrera tuve muchas enseñanzas directas e indirectas. Tuve el placer de recibir clases con el maestro Oswaldo Viteri (+), uno de los más grandes exponentes del arte ecuatoriano. Sus series de tintas de la tauromaquia son tan naturales y potentes. Su hija Ileana fue mi maestra de dibujo, y su mirada y sensibilidad tienen un alto nivel intelectual, ella fue una gran escuela para mi. Marcelo Aguirre también marcó mi manera de entender la expresión de la mancha.
En el campo de la fotografía, Pablo Corral ha sido clave en muchas de las lecturas que él ha hecho de mi trabajo, además lo admiro y respeto mucho, su trabajo es inspirador. Muy aparte de mis mentores están las figuras mundiales que sigo o que he tenido la suerte de conocer e incluso exponer a su lado, artistas como Martin Parr, Nan Goldin, Joan Fontcuberta, Marcos López, entre otros fotógrafos increíbles.
uSpots: ¿Qué sientes cuando expones?
GV: Es el punto más alto de todo proceso artístico que cierra una etapa y te deja un balance incluso comercial. Puede ser un capítulo concluido que abre el siguiente, siempre pasa algo que conecta con lo siguiente. Es complejo llevar un ritmo de exposiciones anuales. Cuando era más joven era muy activo en cuanto a mostrar mi trabajo, llegaba a exponer en promedio una vez por mes entre colectivas e individuales. Ese nivel de sobre exposición fue agotador, ahora uno es más reflexivo y maduro en cuanto a la producción de obra.
uSpots: ¿Dónde has expuesto y qué planes tienes para el futuro?
GV: Pienso que los circuitos más importantes fueron en el Festival de Fotografía de Roma en el Palazzo delle Esposizioni (2009), una de las mecas del arte romano. Las bienales de la Habana Cuba 11ª. edición (2011) y la bienal de Cuenca 11ª. edición (2009). Ambas fueron importantes para mi proceso de inclusión al circuito del arte. Todas estas participaciones fueron con fotografía.
Ahí mi lucha por dedicarme a la pintura. Mi plan a futuro es retornar a Quito con mi familia, mejorar el nivel educativo de mis hijos y poder retomar mis proyectos personales con miras a llevarlas al extranjero.
uSpots: ¿En qué estás trabajando ahora?
GV: Tengo una serie de fotografía que están en camino y apuntan a ser una publicación impresa. Se llama “Tranquilandia” y es un proyecto personal hecho con el celular, su simpleza me cautiva cada vez más. Es una compilatorio de imágenes potentes que encuentro en la calle, un trabajo documental muy interesante.
uSpots: ¿Cuál de los trabajos que has realizado te genera mayor orgullo?
GV: Mi primera publicación es algo que siento que es muy difícil de superar, me enorgullece mucho mostrar ese proyecto. Sin embargo, actualmente me siento orgulloso de mi pintura en tinta, estuvo en el baúl de los recuerdos por años, decidí volver con fuerza y las dos series que pinté en los dos años pasados, me han dejado un archivo generoso. Muchos coleccionistas han optado por este tipo de trabajo y me da gusto poder incluir otra alternativa en el poquísimo mercado de arte ecuatoriano.
uSpots: ¿Eres un amante de las colecciones, qué es lo que más te gusta recolectar?
GV: He heredado de mi padre monedas antiguas del Ecuador, me gusta coleccionar libros de arte y cámaras fotográficas antiguas.
uSpots: ¿Dónde pueden localizarte?
GV: Soy muy activo en Instagram, el cual es @geovannyverdezoto y mi correo: geokundalini@yahoo.es