‘Habitar el Ecuador’, una exposición que nos acercó al trabajo de una artista trascendental, Olga Fisch -Budapest, 1901- una figura que palpita, que sorprende y que despliega su talento como diseñadora, coleccionista, comerciante y viajera.
N24 Galería de Arte y la curadora de la exposición, Guiada Lusardi, rindieron un homenaje que nos hizo un pimer acercamiento a su labor con las alfombras, más de 60 diseños creados entre los años de 1940 y 1990, obras que nos muestran su capacidad de mirar de manera aguda y con un instinto indiscutible, que la destaca más allá de lo normal. Un trabajo que lleva la impronta de un ingenio guiado por su creatividad y carisma, y que muestra la influencia de las corrientes europeas, el expresionismo alemán y la Bauhaus.
Olga Fisch transmite un mundo creativo único que tiene tres ejes claros, las artes populares, el mundo natural y el ancestral, una contribución determinante para la preservación y promoción del arte popular ecuatoriano en todo el planeta. Bajo el trabajo minusioso de la curadora, Giada Lusardi y un equipo impecable, salen a la luz documentos y creaciones impresionantes que nos trasladan a épocas mágicas, a encuentros y visitas, a viajes y aprendizajes que muestran el camino y proceso que repercute en la creación de esta maravillosa artista, quien gracias a su personalidad se volvió parte de las comunidades a donde iba, transformándose en una de ellos y transmitiendo el alma de cada región, rescatando y mejorando las técnicas ancestrales que se proyectan en cada pieza y que las hace únicas hasta el día de hoy.
Su obra deja una marca social que cuida el oficio de cientos de artesanos de todas las regiones del país, pues su trabajo habla de quiénes son ahora su legado: cuatro generaciones de mujeres que mantienen viva una tradición imborrable, que nació en 1945 por iniciativa de Olga Fisch, que llegó al país en 1939 y se enamoró del Ecuador, y cuya pasión por nuestra artesanía, la llevó a ser la mayor exponente y recopiladora del rescate de la cultura artesanal, esa que nos da identidad, que nos devuelve sentido de pertenencia y que nos enorgullece de ser quiénes somos, ecuatorianos, conectados a través de la honestidad y el compromiso.