Hoy el mundo está menos colorido, la transformación de los objetos y los espacios hacen que los procesos y las tendencias en cuanto a diseño y arquitectura evolucionen y en ciertos casos regresen a su origen.
Según la reciente investigación desarrollada por el Science Museum Group de Reino Unido, quienes se basaron para su estudio en el análisis de objetos que pertenecían a diversos períodos, dio como resultado la preferencia actual del uso de tonos más grises, dejando atrás aquellos más vibrantes de antaño.
Elementos como cámaras hasta lámparas y otros objetos domésticos, fueron clasificados en “21 categorías diferentes según su uso”, así lo señala la revista de arquitectura, urbanismo y diseño ArchDaily. El estudio del Science Museum basó su análisis en el conteo de píxeles de diferentes colores y de sus formas.
Los resultados del mismo muestran la tendencia de los objetos a volverse grises con el paso del tiempo, lo que se verifica comparando fotos y videos del antes y después de los mismos, “es posible trazar estos resultados en un gráfico que indica cuántos píxeles hay en los objetos en función de cuándo se crearon, desde 1800 hasta ahora. A lo largo de estos 200 años, los tonos grises se hicieron predominantes, principalmente desde finales del siglo XIX hasta el siglo XX, y los colores amarillentos y marrones descendieron durante este mismo período”.
Esta evolución no solo responde a la estética y las formas, sino también al uso de diversos materiales que se introducen en el mercado, así es como el plástico y el acero inoxidable fueron ocupando un lugar importante en los diseños de objetos y colores, tendiendo a reducir el uso de la madera.
AchDaily dice que “este estudio compara una imagen de un telégrafo de 1844 con una imagen de un iPhone de 2008”, donde se ve claramente como los colores del primero surgen tanto de sus materiales como de la madera y el metal, así como de su forma, sus curvas y detalles que hacen que haya sombras que registran píxeles de colores diferentes.
En cambio si tomamos un iPhone y lo revisamos, es notable que no presenta “tantas variaciones en su forma regular ni en sus colores”, que son obviamente el gris y el negro, recalca el estudio.
Esta tendencia también se reflejó a lo largo de la historia en varios sectores de la industria y la cultura. Si comparamos, por ejemplo, la imagen de una carretera en los años 80 y una actual, se ve que antes había una mayor concentración de automóviles de colores saturados, mientras que hoy en día predominan los vehículos pintados en plata, blanco y negro. “Lo mismo sucedía con los interiores domésticos: los colores, que hasta mediados del siglo XX estaban muy presentes en los acabados, objetos decorativos y muebles, se fueron diluyendo y suprimiendo paulatinamente”.
En cuanto a la arquitectura de casas y su diseño interior, se utilizan materiales y se eliminan acabados con el fin de alcanzar una uniformidad “casi monocromática”, mientras que no es menor la tendencia de la industrialización de los objetos, lo que trae como consecuencia, que sean evidentemente más similares, “el resultado con el paso de los años es una pérdida de adornos, colores, texturas y estampados en los ambientes interiores”, lo que da como consecuencia, lo que se conoce en el mundo de la arquitectura, el estilo posmoderno, mismo que llega hasta nuestros días.
Pero nada es estático, el mundo es cíclico y las tendencias se transforman con el paso del tiempo, es así que el cambio en lo estético, en el diseño y en los objetos siempre va a estar vinculado a las características de cada lugar, sin duda se verán influenciados por lo cultural, el contexto social, lo económico y la propia arquitectura. Las nuevas generaciones lo tienen claro y han pasado de navegar en el uso de la lógica minimalista, hasta la introducción en los últimos tiempos de más colores en cada rincón.
Fuentes: Science Museum Group, АrсhDаilу.