Mamá de dos pequeños, de cinco y dos años, quiteña -madre manabita y padre guayaquileño- Pamela Gilbert es una diseñadora en esencia. Ella nos recibe en su restaurante Mercado Mixtura, su proyecto más emblemático, donde se respira la exquisita sutileza de su trabajo, donde se descubre su calidad y perfeccionismo en cada detalle y donde los sentidos se ponen alerta, porque no sólo miman el paladar, también lo acarician con cada una de las sensaciones que nos despierta la vida. “Con mis hermanos somos los dueños y diseñadores del restaurante, aquí podemos explorar abiertamente cualquier material, cualquier forma. Esto nos incentiva y da ganas de siempre hacer más cosas, es chévere ser libre. Tenemos en mente agrandarnos, tener más proyectos, como abrir un restaurante en Guayaquil, siempre ligado al diseño, y para noviembre vamos a inaugurar una tienda de diseño -pop up fijo- que es una instalación dentro del restaurante, que irá mutando de acuerdo a lo que diseñemos. Mi hermano es arquitecto y yo diseñadora, y mi otro hermano es chef, él se pondrá una panadería. Ahí el nombre será Mercado y se va a conjugar con todo esto, recogiendo nuestros tres fuerte: la arquitectura, el diseño y la gastronomía.”
Una mujer que transmite energía y pasión, estilo y buen gusto, pero sobre todo una vibra positiva que transforma lo que toca, eso se evidencia en Mixtura, el sueño de tres hermanos que es una realidad en cada una de sus líneas, “esto nació porque mi hermano chef siempre quiso tener su propio restaurante y el mío era hacer uno, mientras que mi otro hermano acababa su carrera de arquitectura, y su sueño también era hacer un restaurante. Conjugamos nuestras ganas y deseos, encontramos este lugar que estaba en ruinas, era una antigua fábrica de llantas, pero eso fue perfecto para nosotros comenzar, el arriendo era bajo y podíamos hacer lo que quisiéramos. Tumbamos todo y ya vamos siete años aquí.” Un restaurante donde entras y no sales igual, no sólo por su comida sino por su diseño, fue acertadamente remodelado una vez, pues se enfocaron en su target, mayores de 30 años con poder adquisitivo a quienes les gusta comer bien y sentirse muy bien. Ahora es un lugar más elegante y enfocado a su nicho, “mantenemos nuestro lema desde un inicio, aquí todo es orgánico, fresco en la comida, y el lugar tiene todos los materiales en su estado natural.” Un espacio que se caracteriza por ser muy limpio y por el uso de la madera y de la piedra pura. A Pamela le gusta el concreto y el mármol, cada detalle en todo lo que crea está pensado meticulosamente, todo es muy plano y puro con formas orgánicas, muy acorde a la comida.
Esta original diseñadora tiene además varios proyectos residenciales -le encanta diseñar baños- que se destacan por su toque distintivo, romper con lo común. A ella le gusta trabajar con materiales y formas diferentes, jamás se basa en lo habitual, siempre se sale de la línea y eso lo saben sus clientes, que por lo general son profesionales del diseño, y es justo lo que buscan, que rompa con el esquema normal que está en el mercado, “tengo un nicho específico, ahí me muevo y así exploro con ellos.” No le gustan las cosas cargadas, cree en la simpleza, ‘the less is more’. Para ella los espacios bien diseñados deben atraer y no deben ser caros, sino que estén bien hechos con los materiales correctos y que vayan con el lugar. Además hace énfasis en la iluminación -prefiere lo claro- “es importantísima, resalta los proyectos y me gusta trabajar con eso.”
Desde chiquita le gustaba arreglar la casa de su mamá, decorar, mover, pintar, armar, “siempre me gustó crear”, sabía que lo suyo era el diseño, eso la llevó a estudiar en Quito, primero arquitectura, no le gustó, era muy macro para ella, y por eso se inclinó hacia lo micro, el diseño interior, y luego hizo un máster en diseño de productos en Milán, “ahí fue donde realmente me sentí orgullosa de ser diseñadora interior y nunca más me molestó que me llamen así y no arquitecta.” Para Pamela está claro que su diseño resuelve y mejora la calidad de vida de las personas, le encanta hacer espacios funcionales y fáciles de moverse y que sean lindos a la vista, “para mi eso es vital porque mejora el día a día de una persona, llegar a un espacio lindo te mejora el día o llegar a un espacio feo, te aturde. Mi mayor propósito en este mundo es mejorar la calidad de vida de las personas a través del diseño.”
Pamela siempre está creando, nunca le faltan los lápices, los colores y su ipad. Estar en un lugar armónico, es imprescindible, tener una linda vista la inspira, por eso necesita regresar al campo y hacer yoga para recargarse y seguir. Para esta mujer imparable, dedicada también a insumos médicos y a la docencia en la Universidad Internacional -maestría en diseño comercial- el arte y las instalaciones de diseño son su mayor fuente de inspiración, también la arquitectura de Arthur Casas y Marcio Kogan, “me encanta el diseño brasilero, vivimos cinco años ahí con mi papá y tengo una conexión fuerte con Brasil. Cada vez que quiero ver algo distinto busco arquitectos y diseñadores de ahí. Amo Río de Janeiro y São Paulo porque es una ciudad muy cosmopolita, muy elegante y una fuente increíble para los diseñadores”. Milán, donde vivió dos años y Grecia, son también un referente de diseño importante para Pamela, “viajar nutre.”
¿Dónde la pueden ubicar?
Instagram: @mellow_x_pamela_gilbert_
“Life is an endless adventure.”