Su labor comienza a los siete años. La práctica diaria más su esencia -bisabuela, abuela y madre, bordadoras, con una tradición de hace más de 100 años, vinculada a la Semana Santa- explota en piezas maravillosas que transmiten historias cotidianas y divinas, que las crea gracias a su convicción de mejorar la vida de los seres humanos a través de una verdadera generación de comunidad en Guamote -su ciudad natal- mirando y escuchando de verdad, cumpliendo su misión como Jesuita, mientras forma espacios donde, sobre todo las mujeres, puedan ser cómplices y protagonistas de su trabajo. Wilo creció en ese contexto, donde se bordaban guiones procesionales (pieza multiformato sobresaturada que abre la procesión de la Semana Santa de Guamote, vinculada a uno de los símbolos de la iglesia), así como la bandera, que cierra la procesión (de 13.5 mts de largo, cargada por 27 personas que representa las diferentes estaciones en dioramas de la vida de Jesucristo), piezas elaboradas y recubiertas con mucho brillo, colorimetría, volumen tridimensional, pedrería, movimiento, sonido, el símbolo central de esta celebración, hasta el día de hoy, son estas piezas textiles que eran hechas para la noche y es por eso que la mujeres guamoteñas, las recubrían con estos símbolos de la iglesia, con sus collares, aretes, prendedores; se prestaban las joyas para adornar el guion de la familia que era prioste cada día. Además, la familia de Wilo, también se dedicaba al corte y confección de iglesia, “todo giraba entorno a esto, esa era la diversión.”
Una conversación que nos llevó más allá, gracias a la sabiduría de su voz y la sutileza y claridad de pensamiento, Wilfrido Haro Rivas, Wilo, nos abrió las puertas de su actual hogar en México, donde continúa con su investigación de bordado guamoteño y prepara las residencias textiles en América Latina a lo largo de este año. Él contó a uSpots, sus pasos y su primera y próxima exposición en Quito en N24 Galería de Arte, para que más personas podamos ser testigos de un trabajo que nunca surge para ser expuesto, sino para unir y narrar, para no perderse en el tiempo, para perdurar y mantener la unidad de una población cuya identidad quedó entre cenizas y que gracias al trabajo de Wilo Haro y su comunidad, se rescata puntada a puntada.
uSpots: ¿Cuándo empezaste a tomar la posta de esta tradición?
Wilo Haro (WH): Cuando nazco, muere mi bisabuela, mi mamá continúa con la tradición, pero en una etapa de declive muy fuerte. Guarda todo en baúles y un día en el 2009, la casa en Guamote que tenía todas estas cosas, colapsa y se pierde la pieza más importante, la bandera procesional. Todo lo demás se rescató, se conservaron los recuerdos, las memorias, los bocetos, telas, hilos, agujas del antiguo taller que por generación pasó de mano en mano; muchas cosas se incineraron, textiles de más de 100 años totalmente deteriorados. Mi mamá aprendió más que la técnica de bordar, la parte decorativa, la tradición oral, la testimonial y es lo que yo recibí.
No tenía la intensión de retomarlo, tampoco era mi interés el convertirme en bordador; sin embargo, en el 2014 hay un momento clave en mi vida cuando empiezo a estudiar Estudios Culturales en la Pontificia Universidad Católica del Perú, tuve una clase de Antropología Visual, donde se rescata la identidad de la persona y cómo consideramos las nuevas antropologías contemporáneas. La profesora fue muy lúcida, nos mandó a estudiar nuestra propia antropología personal y debíamos describir una actividad propia, vinculada al arte o a nuestras costumbres y tradiciones dentro de nuestro pueblo natal. En medio de la exuberancia del Perú, no sabía qué hacer, pero una compañera presentó su trabajo sobre su tradición textil de Ayacucho, lo decía con tanto orgullo y alegría, que regresé a mi casa y dije: qué brillante la forma en que se identifica una mujer dentro de un contexto completamente diverso. Esto me despertó, removió las cenizas, es lo que tengo y sé que vengo de una tradición espectacular, una riqueza guardada con pulcritud en la memoria de las personas y en los textiles originales. Sabía que haría mi investigación del postgrado en textiles de Guamote y sobre su fiesta de Semana Santa, para ver como esas relaciones de poder que existen entre indígenas y mestizos, todavía siguen siendo una diferencia que no ayuda a generar inclusión; y cómo esta manifestación religiosa y cultural, tiene tintes políticos, que nos identifican desde otro tipo de perspectivas.
uSpots: ¿Qué vino después?
WH: Todo ha sido ensayo y error. A partir de la investigación, decidí hacer la recuperación de las piezas procesionales, del guion procesional que tenía errores que eran corregidos por mi madre. En medio de esta experiencia, bordé los primeros guiones procesionales, aprendí mucho hasta que llegué a los cuadernos de técnica de mi abuela, que explicaban el corte de la tela, el pelo, cómo planchar, ahí descubrí la técnica.
uSpots: ¿A lo largo de tu vida está muy presente la influencia de las mujeres en lo que haces?
WH: Sí, siempre. A mi me encantan las manualidades, vincularme a lo manual está en mi esencia tanto desde el lado materno como paterno. Mis tías eran extremadamente hábiles, todas eran profesoras y relacionadas al arte manual. Yo viví y crecí en ese ambiente y con esa línea muy básica de la comunidad Andina. Yo crecí en el campo y mi forma de procesar mi identidad es la de un campesino.
uSpots: ¿Qué significa el bordado para ti?
WH: Yo creo que el bordado está unido a las experiencias humanas. Es lo más elemental que tiene el ser humano, así como comer o respirar, es parte de la esencia, es lo más primitivo que tiene el ser humano en su forma de existir. Peter Watson en “Las ideas”, habla que somos seres humanos porque hemos descubierto la aguja y porque aprendemos a perforar el textil. Lo más antiguo que tenemos en la historia de la humanidad de producción, es una aguja.
Esto además es interesante porque el bordado, lo haces siempre sin mirar, no puedes mirar desde el soporte. Este es un descubrimiento significativo para Watson, en la forma en que cómo nosotros producimos el conocimiento, siendo conscientes que podemos hacer algo sin ver y que podemos decorar las cosas.
uSpots: ¿Crees que a través del bordado se transmite lo divino?
WH: Yo tengo la suerte de tener dos vocaciones en mi vida. La primera, la religiosa, soy sacerdote Jesuita de la Compañía de Jesús; y la segunda, la vocación textil, no veo otra posibilidad de estar tan vinculado y tan atado a los hilos y agujas, es algo indescriptible. Solo quienes compartimos esta experiencia podemos ser conscientes del valor que tiene.
La práctica del bordado es todo un ejercicio espiritual, en el cual el ser humano es consciente de su condición humana, así defino al bordado. Es mi conexión con lo divino.
uSpots: ¿Dónde está la fuerza en el oficio de bordar?
WH: Radica en revalorar a la comunidad. La gente que se integra, se junta, que se reúne. No solo se procesa una técnica que puede resultar secundaria, cuando la persona necesita un espacio para manifestarse, para hablar con libertad sobre todos los temas, es un espacio riquísimo para compartir, de escucha, de manifestación. Es un acontecimiento que se da una y otra vez, paulatinamente. Solo la comunidad que se junta para bordar, tiene la capacidad de identificarse, de reconocerse.
uSpots: ¿Qué historias se narran en los bordados?
WH: Encuentras historias de todo tipo. De violencia, de alegría, de familia, de hijos, de problemas y eso es valioso porque se brinda un espacio significativo a las personas para compartir. He trabajado tantos años con mujeres de diferentes tipos y condiciones sociales, que supe que hay una necesidad de ofrecer algo para el espacio de ser mujer y estar entre mujeres.
uSpots: ¿Cuánto tiempo llevas bordando?
WH: 30 años y recuerdo claramente mi primera puntada. Tenía siente años y estaba en la escuela militar, teníamos clases de bordado todas las semanas. Fui muy afortunado, ahí aprendí a bordar y era mi clase preferida, me encantaba, luego perfeccioné con lo que mi mamá me enseñó. Siempre me han encantado los proyectos intensos, grandes, porque nunca va a ser demasiado para el textil.
uSpots: ¿Cómo lo que haces en el bordado, mejora la calidad de vida de las personas?
WH: Mejora la calidad de vida con un tiempo que tiene que ser procesado y privilegiado. Las personas necesitamos tener espacios de descanso y lugares donde nos sintamos a gusto, en comunidad y de preferencia que sean gratuitos. Yo me enfoco en formaciones que sean gratuitas o que tengan precio de costo, para que las personas tengan el mayor acceso posible.
Creo que ese es el ejemplo claro de cómo las personas deberíamos estar vinculadas a esta práctica textil, he dictado clases sistemáticamente, todas las semanas desde el 2016 en un taller gratuito. Eso hace que haya consistencia en la forma de la propuesta, que se replique como se hacía en Guamote, gratis para las personas que deseen bordar, ese es el secreto de cómo se hacen las comunidades. Como sacerdote para mí es la mejor forma de compartir mi ministerio, estar con las personas, el rito es importante -la misa- pero no es suficiente cuando no hay un plus después de esa celebración.
Este es un espacio para la diversidad y tolerancia, la iglesia es universal y católica, y debe abrirse a todos sin condición.
uSpots: ¿En qué te inspiras?
WH: En lo cotidiano. Muchas de mis piezas surgen de lo que veo en el día a día. Me dicen que es conceptual como represento la realidad, pero para mí es lo más básico. Si veo una papaya en el desayuno, la hago, no voy en una línea conceptual, sino más bien en una línea de producción de bordado más contemporáneo que rompe esa barrera. No hay un equilibrio, está en el borde, recoge un pasado para mostrarlo en el presente y al mismo tiempo no tiene un espacio definido. Lo que yo produzco es totalmente barroco, saturado, lleno de brillos, de colores, movimientos, lentejuelas, y este bordado, dónde se usa, pues en Guamote, yo bordo para Guamote, yo quiero recuperar con la gente este espacio y promocionar este bordado. A mi me aterra que se quede en cenizas.
uSpots: ¿Quiénes son tus referentes?
WH: Varias comunidades textiles de Centroamérica, me gusta el textil guatemalteco que es una producción muy manual, ancestral, rompe el estereotipo de la producción a máquina. Esto me llama la atención, porque así se comenzó en Guamote.
uSpots: ¿Qué es lo que más te gusta bordar?
WH: Todo el bordado con pedrería y en volumen.
uSpots: ¿Te gusta mostrar lo que haces?
WH: Eso es un grave problema, porque yo nunca he tenido una exposición. Mis exposiciones están sacralizadas por las procesiones, solo es un bordado guamoteño, cuando pasa por la Semana Santa de Guamote. Eso es lo curioso, porque podrían ser piezas bellamente decoradas, pero si no están portadas por las guioneras, las procesionan y entran a la iglesia, esa pieza no tiene una economía visual adecuada, es una pieza bella pero no es de Guamote.
Ahora voy a tener mi primera exposición personal, y es raro, porque yo tampoco me considero artista, soy un investigador, amo el textil, estoy muy bien adiestrado en forma y práctica. No sé cuando me voy a convertir en artista, surge en algún momento y no por exponer. Estoy haciendo todo lo posible para que esta exposición sea una realidad, cuando uno expone, expone todo, expone lo mejor y eso significa mostrar la propia vida, porque todas estas piezas en las que he trabajado en los últimos diez años, evocan y hacen referencia a mi proceso humano y espiritual. El bordado está asociado a mi vida y experiencia humano religiosa. Aquí muestro mis dudas, mis inquietudes, mi forma de actuar y de pensar, mi vida íntima y eso me cuesta, porque no creo que la intimidad esté hecha para ser expuesta.
¿Qué van a pensar las personas que salgan de ahí? La gente en América Latina tiene un imaginario muy arraigado de cómo debe ser un cura, y a mi me critican mucho por lo que hago, porque no esperan que un sacerdote haga algo así. Yo rompo el estereotipo de ser el cura que debe estar metido en la iglesia dando misa y confesando a los parroquianos, porque no se imaginan que un cura esté bordando en el parque con la gente o como hice en Brasil, dictando talleres en prostíbulos a mujeres vinculadas al trabajo sexual.
uSpots: ¿De lo que has hecho, qué es lo que más orgullo te ha generado?
WH: Es la pieza procesional que la trabajamos por más de seis años con una comunidad. Dirigir a todos los que trabajaron en esta obra, fue uno de los logros más grandes y significativos de mi vida, fue recuperar las cenizas de Guamote y plasmar en una pieza contemporánea, nueva, hecha a detalle, con la comunidad. Una pieza que no es de Wilo Haro, sino de toda una comunidad de personas, talleristas, artistas, bordadores, ceramistas, escultores, talladores, y eso rompe la barrera de la firma, porque cuando no la tiene, pertenece a todos y es hermoso porque todos la cuidan. Me encanta la forma de producir algo grupal.
uSpots: ¿Cuál es tu legado?
WH: En este momento de mi vida, me encantaría tener la posibilidad de transmitir todo el conocimiento o una parte del conocimiento técnico/textil de Guamote, una región invisibilizada por la cultura indígena mismo, es más famosa la producción musical muy particular de la zona, pero los mestizos, los migrantes lo hemos perdido todo, lo único que nos queda son sus bordados, que hoy por hoy, se conoce más afuera que en el propio Ecuador.
uSpots: ¿Dónde encontramos tu trabajo
WH: En www.desbordado.com y en Instagram: @des_bordado_
Mis piezas no se comercializan, no están a la venta. Siempre regreso a ver a lo comunitario, no firmo mis piezas, porque mi nombre no es el centro de esta experiencia textil. En la N24 sólo habrá una pieza para la venta, eso es loable en la forma en cómo esta galería gestiona la cultura.
uSpots: ¿Cuándo será la exposición en la N24?
WH: Del 26 de marzo al 17 de abril del 2025.
““Lo fundamental en lo que hago es bordar las fibras internas de nuestra humanidad, esa es la razón de ser.”
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