No importa cuánto cambiemos, nos mudemos o nos reinventemos: la vida siempre ocurre dentro de nuestro cuerpo. Es importante sentirnos a gusto con lo que somos e ignorar exigencias irreales sobre nuestra imagen corporal. Hacer ejercicio no es para el mundo exterior. La principal motivación para hacerlo es siempre nuestra salud.
Pero como bien saben todas esas personas que dejaron de ir al gimnasio a los pocos días de empezado el 2022, hacer ejercicio es difícil.
Hay muchísimos programas, gimnasios, gurús y dietas que prometen cambiarnos la vida en más o menos tiempo. Cada quien puede elegir su programa favorito, pero esto no sirve de nada si no hay motivación.
La motivación es esa fuerza qué nos conduce hacia el cumplimiento de nuestras metas. Es lo que nos hace decir que no cuando nos ofrecen otro pedazo de pastel. La motivación aumenta y disminuye en distintas etapas de nuestra vida. A veces sentimos que podemos hacerlo todo y a veces no podemos llegar al final del día sin una cuarta taza de café.
La motivación no es inalcanzable. Cuando la logramos, podemos vencer las tentaciones de quedarnos en cama comiendo golosinas. A continuación te damos 5 ideas para que la motivación para hacer ejercicio dure todo el año.
Hay muchas razones para no hacer nada, pero ¿cuál es la que a ti te motiva a hacer ejercicio?
Mientras más fuerte sea tu por qué, más intenso será el empujón que te dé hacia tus metas.
Para algunas personas es sentirse fuertes, para otras, verse bien. Hay quienes solo quieren tener la fuerza y agilidad para jugar con sus hijos. Todo vale.
Lo único peor que un mal plan es no tener ninguno. Todos tenemos vidas ocupadas e impredecibles.
No sabemos si vamos a tener alguna crisis en el trabajo, algún problema con el carro o si el gimnasio va a estar cerrado.
Aunque no podemos controlar estas situaciones, podemos estar preparados. Por ejemplo: ten ropa de ejercicio en el trabajo, consigue implementos para ejercitarte en casa o vive en un edificio con gimnasio.
Las personas tenemos mala memoria. Un viejo adagio chino dice que la tinta más tenue es mejor que la memoria más lúcida. Cualquier cosa que puedas hacer para recordar tus metas será de gran ayuda.
Un consejo común es el de pegar frases motivadoras en tu casa, tu transporte y tu trabajo.
¿Quieres una para empezar tu colección?
“Aquellos que piensan que no tienen tiempo para el ejercicio, tarde o temprano tendrán tiempo para la enfermedad” —Edward Stanley.
Hacer ejercicio es mucho más fácil y divertido cuando lo haces con amigos.
Sé proactivo. La próxima vez qué te inviten unas cervezas haz la contraoferta de una matiné saludable. Si no tienes ninguna amistad que te acompañe, quizás es tiempo de expandir tu círculo social para incluir gente más activa.
Digamos que lo tuyo no es el gimnasio ¿Pero has probado con otras actividades? Quizá sí lo son las artes marciales, la natación, el yoga o el senderismo. Descúbrelo y únete a un grupo o a un club.
También te ayudará a tener amigos motivados que no rechacen tus propuestas deportivas —léase: gente que te sacará de la cama con su entusiasmo (y tú lo harás por ellas).
Ahora mismo estás leyendo esto y probablemente piensas que mañana quizás cambies tu vida ¿Por qué esperar? Ahora mismo puedes empezar.
En serio: no tienes que escalar una montaña o levantar cientos de kilos, puedes empezar con algo sencillo. Párate y haz una serie de flexiones de pecho o de sentadillas. Pueden ser muy pocas, quizás tan solo 5 pero hazlas con determinación y ten la meta que quieres lograr clara en tu mente.
Después de cada sesión de ejercicio, anota en un diario cómo te sientes.
En los días en los que no quieras hacer nada revisa lo que tu yo del pasado escribió. Recordar la satisfacción que produce el movimiento físico será un resorte para que no te des por vencido.