Seguro que a muchos nos pasa esto: vivimos en un conjunto, condominio o edificio y todos los días nos encontramos con las mismas personas cuando salimos al trabajo, subimos al ascensor o sacamos a pasear al perro. Quizás saludamos a la distancia y luego seguimos con nuestros asuntos. Pero pocas veces nos damos el tiempo de conocer a nuestros vecinos.
La verdad es que ese breve saludo podría ser el principio de una buena relación e incluso de una amistad. Llevarnos bien con nuestros vecinos nos da mayor seguridad, nos saca de aprietos y nos permite socializar sin salir de casa.
A continuación, te dejamos algunas ideas para acercarnos a nuestros vecinos.
Si estás por mudarte a un espacio, recuerda que las puertas cerradas de tus vecinos contienen personalidades que van a formar parte de tu nueva vida. Habla con tu corredor, haz preguntas
¿Quién vive al lado? ¿A qué se dedica? ¿Es baterista?
También es bueno saber las políticas de convivencia del edificio. Tal vez tú no fumas pero los estudiantes que viven en el piso de abajo se acaban una cajetilla diaria. Lo mismo se aplica a las fiestas, las remodelaciones y otras cuestiones que van a afectar a tu estilo de vida ¿Cómo se pueden mediar estas cuestiones?
Si efectivamente nos mudamos hay que empezar con el pie derecho y presentarnos.
La mudanza puede ser una gran oportunidad para hacerlo. Si mientras mueves cajas y muebles te encuentras con alguien, aprovecha. La gente es curiosa y será mucho más natural presentarte la semana que llegas que al quinto año.
Saluda, sonríe y cuenta algunas cosas sobre ti: cómo te llamas, a qué te dedicas, dónde vivías antes. Después pregunta tú también. No se trata de incomodar a nadie ni parecer un espía. La periodista especializada en el sector inmobiliario, Bea Oller, sugiere estas preguntas:
¿Cuál es el horario de recolección de la basura o el método de reciclaje de la comunidad?
¿Cuáles son las normas comunitarias?
¿Hay junta vecinal?
¿Cuáles son los comercios y servicios más cercanos?
Lo bueno de estas preguntas es que no se entrometen demasiado en la vida de tus vecinos y se basan en aquello que comparten. Recuerda que la palabra comunidad se relaciona con todo aquello que nos hace comunes.
En algunos países, la norma cuando se llega a un nuevo lugar es tocar la puerta de los vecinos y presentarse. Esta escena aparece en muchas películas e incluye un pastel recién hecho. En Ecuador esto no es común pero es una buena iniciativa para emular.
Esto no significa que vamos a ir de puerta en puerta por todo el edificio. Basta con conocer a nuestros vecinos más cercanos. Los fines de semana pueden ser un buen momento, especialmente entre las 7 y 8 de la noche porque a esta hora la gente suele estar en casa y la cena aún no está servida.
Esta presentación puede incluir las preguntas que ya mencionamos pero, en general, debería ser más corta.
Si realmente quieres acercarte a tus vecinos y crear un sólido sentido de comunidad, anímate a organizar un encuentro. Aunque no lo creas, muchas personas dentro de tu edificio también quisieran estrechar lazos. Solo les falta un poco de motivación.
Prepara picaditas y bebidas, haz una playlist musical y listo: tienes todo para un gran momento con las personas que habitan junto a ti. Si tienes alguna habilidad o interés particular, también puedes organizar un encuentro que se adapte a lo que puedes ofrecer al resto. Da un concierto de piano, una clase de yoga o arma una exposición de arte y sorprende a tu comunidad.
Los espacios comunitarios y otras amenities en las que te puedes encontrar con tus vecinos tienen mucho valor. Deben estar entre tus consideraciones a la hora de buscar dónde quieres vivir.
En países como España, desde hace algunos años, hay un impulso por promover una vida vecinal más cercana. El Barrio del Oeste, en Salamanca, por ejemplo, ha tenido propuestas de arte urbano, fiestas, exposiciones y concursos para humanizar la vida urbana. Estas iniciativas han tenido muy buenos resultados en el bienestar del vecindario.