Quito tiene un impresionante centro colonial, los edificios más modernos del Ecuador, parques, restaurantes, museos y otros sitios de interés. Aparte de esto, concentra y preserva la belleza natural que la rodea y atraviesa.
Seguro te has preguntado qué lugares increíbles en Quito debes conocer. Pues aquí te dejamos algunos.
Hay muchas ciudades latinoamericanas en las que se puede caminar o conducir durante horas sin encontrar naturaleza.
Esto no ocurre en Quito, donde los bosques, ríos y lagunas todavía se encuentran cerca; a veces, a pocos pasos del barullo.
La González Suárez, por ejemplo, es una de las calles más ajetreadas de la ciudad. En la avenida hay oficinas, hoteles, restaurantes y grandes proyectos residenciales.
Sin embargo, a pocos minutos está la bajada a Guápulo, en la que la humedad del valle respira sobre los árboles de un gran bosque.
Si hablamos de las afueras de la ciudad, la oferta es incluso más variada. La biodiversidad que caracteriza al Ecuador, también está en su capital. Las variaciones climáticas y de altura crean mundos distintos en un espacio geográfico reducido.
A continuación les proponemos algunos escapes naturales a menos de dos horas de Quito. Son perfectos para una escapada turística.
Reserva Geobotánica Pululahua
A pocos minutos de la Mitad del Mundo está el volcán Pululahua.
Su cráter es uno de los pocos habitados en el mundo y la comunidad que vive en su interior se dedica principalmente a la agricultura.
Debido a su biodiversidad, el Pululahua está calificado como Reserva Geobotánica.
En su interior hay sitios para acampar y hostales en los que se puede ver amanecer entre las paredes del cráter. Una experiencia impresionante.
Asimismo, dentro de la reserva está el Sendero Moraspungo, en donde se puede atravesar un remanente de bosque andino y admirar la flora y fauna características de la zona.
Al término del sendero, es posible encontrar una zona de picnic en la que se puede disfrutar de una magnífica vista de la caldera.
Las aguas termales de Papallacta
Papallacta es un pequeño pueblo situado a una altitud de 3.250 m en los Andes.
Es reconocido por sus aguas termales y por sus variadas opciones turísticas. Aparte de las termas se pueden visitar lagunas, ríos, cascadas y humedales.
Las aguas termales que alimentan las fuentes de Papallacta surgen de profundas capas geológicas que llegan a la superficie a través de fisuras.
Su temperatura varía entre los 60 y 70 grados y son reconocidas por sus cualidades curativas.
La ruta de Quito a Papallacta pasa por varios pueblos y aldeas pequeñas, dependiendo del tráfico, se puede llegar en menos de dos horas.
La oferta de hospedajes en la región es variada y se adapta a todas las necesidades de sus turistas.
Nono
En las laderas del volcán Pichincha está Nono, un pintoresco pueblo con cerca de dos mil habitantes. En sus pequeñas calles se vive la tranquilidad de un tiempo más lento.
Una parte importante de esta parroquia se dedica a actividades agrícolas.
Una visita a Nono permite adentrarse en los bosques primarios de los Andes, atravesar senderos rodeados por vegetación y encontrar ganado que pasea tranquilo por las zanjas y pastizales.
Hay que considerar que, en su mayoría, los terrenos en los que se pueden realizar estas actividades son privados, por lo que hay que comunicarse de antemano con alguna hacienda que tenga sus puertas abiertas al turismo.
El bosque nublado del Chocó Andino
La zona del Chocó Andino, al noroccidente de Pichincha, abarca una extensa cadena montañosa y un bosque húmedo subtropical.
Aunque está a dos horas de la capital, su ecosistema parece más cercano a la selva que a la ciudad.
El bosque es hábitat de mamíferos como el oso de anteojos, aves como el gallito de la peña y una infinidad de insectos, anfibios y reptiles, algunos de los cuales son endémicos de la región.
Existen diversos destinos dentro del Chocó Andino.
Mindo es uno de ellos y ofrece diversiones de aventura.
Mashpi, por su parte, está más cerca de la naturaleza y más lejos del ruido.
Estas son solo algunas de las opciones para explorar la naturaleza y relajarse en Quito o a pocas horas de la capital ecuatoriana.
No es necesario esperar al feriado o a las vacaciones para darse una breve escapada a estos maravillosos sitios. Aprovechar la vida también es aprovechar lo que nos ofrece nuestra ciudad y nuestro país.