“Olvidar es importante, la nostalgia es tóxica, nos quedamos ahí y no nos deja seguir con lo fantástica que es la vida. Hay demasiadas cosas por venir.”
María José Rodríguez, es la fundadora de Luna Lunares, ella se inspira en la gente cotidiana, en quienes están al lado y que muchas veces no vemos. Amante de la oscuridad y del misterio, de la sutileza que hay detrás de encontrar un pequeño destello de luz, “detrás de una herida está el verdadero poema”. Pasó por la universidad pero su real aprendizaje lo consiguió en el campo, en el verdadero trabajo, que fue desde pasar botellas de agua en sets de televisión, hasta dirección de arte, fotografía, interiorismo, siempre con las herramientas que aprendía en el camino y muy interesada en los universos visuales, y cómo éstos impulsan la comunicación desde un lado emocional. “Llegué a las marcas, porque detrás de las agencias de publicidad hay parámetros con los que no me identifico, porque detrás de una marca hay seres humanos, hay emprendedores, hay una mamá que necesita pagar la escuela de su hijo y ese es el target que nos interesa en Luna Lunares, porque son personas que construyen un sueño. Me gusta conectar al emprendedor con lo que hace, ese es nuestro trasfondo. Generamos marcas que venden los productos de una manera artística, implementamos técnicas manuales-artesanales que nos remiten a nuestros primeros años de vida, cuando empezamos a dibujar o pintar.”
Una artista que prefiere a los extraterrestres más que a los fantasmas, y que transmite dulzura en su voz y paz con su mirada. Una mujer pragmática con quien conversar se convierte en un viaje intenso lleno de vértigo pero con respiros que encuentran la calman y se auto cuestionan, porque ella nos enseña que no siempre la idea de uno es la mejor, que hay que buscar un equipo, “desde que nacemos gritamos por ayuda. Para que un sistema no fracase, hay que fluir como el río y todos tenemos las herramientas para hacer algo específico. Eso es lo mágico de ser parte de un engranaje”, y ahí es donde entran sus socios, “tenerlos ha sido súper importante: Nicolás Vásquez y Doménica Cadena. Ellos complementaron mi trabajo, equilibraron mis impulsos y reestructuraron el estudio. Ahora hemos llegado al punto magnífico donde podemos elegir nuestros clientes, pero si realmente estamos aquí ha sido por los fracasos, porque un estudio está compuesto por miles de propuestas rechazadas, crisis laborales diarias, peleas, arbitrariedades, son todas estas frustraciones que no se ven en las redes sociales, las que construyen un estudio, eso te da la resiliencia y el gusto de compartir las felicidades.” Majo supo a tiempo que no quería trabajar sola y sobre todo, está clara que un buen líder es el que goza cuando ve a otros brillar. Ahora administra Luna Lunares, ya no ejecuta las piezas, esa es su manera de mantenerse lúcida en los procesos y actualizarse.
Luna Lunares Studio nace en el 2014, es una consultora que mantienen el contacto directo con sus clientes y sobre todo con sus historias, es un trabajo más de psicología que de diseño. En este estudio se siente la estática de la vida, y es que cada vez que inician un proyecto de branding, para ellos “es comenzar una relación de dos o tres meses, llevando al emprendedor de la mano, guiándolo para que nos cuente todo. Quienes llegan a nosotros, tienen una sensibilidad dilatada hacia sus procesos creativos. Eso sí, rechazamos los medios masivos de publicidad, porque el buen diseño, vende sólo. Sí es posible trabajar algo bien estilizado, bien pensado y que a la gente le dé una sensación de ¿qué es eso?, ese nicho existe en todo el mundo, tanto en Ecuador como afuera, hay seres humanos sensibles en cuanto a la redacción, a los procesos, a la técnica que se usa. Nosotros hemos trabajado desde chocolates hasta universidades, tenemos una importante gama de clientes.”
Desde siempre María José supo que haría diseño, para ella éste puede cambiar el mundo, es arte en funcionalidad, tiene objetivos muy puntuales de solucionar problemas, “usa un sistema visual y narrativo que conduce a los seres humanos a vivir de cierta forma. El diseño dota a los productos de una personalidad para que puedan salir al mercado y muestren lo que son de la mejor manera posible. Hay un propósito muy emocional, yo elegí el diseño porque es un servicio que ayuda a la gente, soy súper sensible, me mueve el servicio donde las herramientas pueden impulsar al otro, sin ego, con el objetivo que nuestro cliente pueda vender con mucho respeto. Somos artesanos digitales.”
Los procesos creativos tienen sus crisis y es porqué uno está muy centrado en la finalidad y en el resultado, “esa es la vida, pero hay que disfrutar el proceso, eso nos ha llevado a pulir nuestra relación y entendimiento con el cliente, pero nosotros no queremos ser una agencia publicitaria, somos un estudio independiente porque siempre cuestionamos la manera tradicional de la publicidad, cargada de clichés, nosotros al final nos llevamos la conexión real y genuina con el cliente. Esto me ha conectado con personas de todo el país y del planeta -África, Inglaterra, Colombia, México, Bolivia, etc.-. Vivo por la conexión con las personas, esto es lo que provoca el poder del efecto visual, la cinestesia, que es vital porque dilata estas sensaciones a través del diseño.”
A María José le encanta diseñar espacios de trabajo y libros, “éstos son inmortales, son la mayor tecnología que hay.” Le gusta leer autoayuda y su biblia hoy es ‘El poder del Ahora’ de Eckhart Tolle, le ha servido para conectar con el presente y no volverse loca con la adultez. “Cuando te concentras en el ahora, realmente pones semillas en el suelo que eventualmente crecerán.” En Luna Lunares la honestidad no es negociable, porque todos podemos equivocarnos, pero hay que ser honestos, reconocer y aprender. Para María José las rutinas son vitales, “antes era worckaholic, pero aprendí que hay que estar en equilibrio. Dar de comer a mi perrita o tender mi cama, es muy importante, son rituales diarios que hacen que entre en mí y no esté buscando afuera como llenarme de cosas. Necesito estar en silencio -quisiera eliminar las redes sociales- y ahora cuando no trabajo, pongo más atención y amor a esos rituales diarios de la vida cotidiana.”
Pronto tendremos el privilegio de ver sus nuevos trabajos, como el libro de gastronomía ecuatoriana, un recetario que lo está haciendo con la chef Alejandra Espinoza y el científico Santiago Rosero, escritor gastronómico de Ecuador; la marca del primer festival del Quito Design Week; y la marca para los instrumentos de Hugo Chilinquinga, entre otras.
Web: hola@lunalunares.com
“Explorar mi identidad fuera de lo que hago ha sido la tarea más significativa y desafiante de toda mi vida, porque nos debemos a nosotros mismos dosis exageradas de intimidad, realidad y conexión, que es algo que ocurre en dirección opuesta a los avatares que construimos cada día.”