Cada día las ciudades son más grandes y tienen un impacto más importante en la vida de las personas. El mundo entero se está urbanizando y nuestro continente no es la excepción. Ocho de cada diez latinoamericanos viven en ciudades y más del 80% de su economía se genera en espacios metropolitanos.
Lamentablemente, hay problemas, entre otros, de seguridad, movilización y gobernanza que no permiten que la vida citadina sea todo lo que pueden ser. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), hay ocho cuestiones fundamentales para enfrentar estos problemas.
En muchas ciudades latinoamericanas, la desigualdad en los ingresos de las personas, afecta su acceso a centros educativos, de salud, transporte público de calidad, espacios verdes entre otras cuestiones esenciales.
Por ejemplo, hay zonas en Buenos Aires con cobertura total de saneamiento, mientras otras tienen una cobertura parcial. En Santiago de Chile, el acceso a las áreas verdes en municipios con mayor poder adquisitivo es 17 metros cuadrados superior al que tienen regiones pobres.
Según el BID, es muy importante cerrar estas brechas y equiparar el acceso a servicios de calidad en toda la ciudad. Esto tendría un impacto en la seguridad, la movilidad y en otros aspectos que mejoran la calidad de vida de las personas.
El desarrollo en el siglo XXI va de la mano de la conectividad. El acceso a internet representa una oportunidad para que la ciudadanía pueda comunicarse, educarse y expresar sus necesidades.
Las ciudades no solo tienen que ser más grandes, tienen que ser más inteligentes.
Un ejemplo de conectividad metropolitana es el Centro de Control de Operaciones de Río de Janeiro, que utiliza varias aplicaciones para resolver problemas de movilidad. Replicar estos modelos es una enorme oportunidad que hay que aprovechar.
La violencia es un problema en muchas ciudades latinoamericanas que dificulta o imposibilita otras formas de desarrollo y encuentro.
Diseñar espacios públicos seguros, utilizar los datos de forma inteligente y detectar zonas particularmente peligrosas son algunas estrategias que están sirviendo para crear ciudades más seguras.
Hay ejemplos como el de Montevideo, donde un trabajo de prevención y de organización con los actores locales están dando buenos resultados.
El crecimiento económico de cualquier ciudad genera congestión vehicular. En México los habitantes pasan en promedio 88 minutos de viaje en un día laboral, en Bogotá una hora y media. Es indispensable balancear la aglomeración metropolitana con una movilidad sostenible.
Priorizar al peatón, la bicicleta y un transporte público de calidad han servido en ciudades de todo el mundo para que la gente pase menos tiempo en el tráfico y más tiempo trabajando y disfrutando.
Las ciudades tienen que estar mejor preparadas para enfrentar los efectos del cambio climático, que cada vez son más frecuentes y exigen una planificación urbana distinta.
También es muy importante que las ciudades tengan iniciativas para mitigar su huella de carbono y tener buenas prácticas de reducción del riesgo ambiental. Iniciativas como el grupo de 100 ciudades resilientes, motivan a ciudades de nuestra región a tener una mejor relación con el medio ambiente
En el pasado los recursos naturales de una región eran muy importantes para definir su desarrollo; hoy, el conocimiento puede ser tan valioso como el oro.
Hay evidencias de que los países ricos han logrado crecer por invertir en investigación y desarrollo.
Las ciudades deben impulsar espacios dinámicos para la innovación, ofrecer incentivos fiscales y fomentar la economía cultural y creativa.
La conectividad y la educación deben motivar una ciudadanía más informada que sea capaz de participar en la administración del lugar donde vive.
La transparencia es indispensable para coordinar el transporte, el manejo de aguas, la polución, la seguridad y todos los temas importantes. La enorme Escala de las ciudades exige a sus autoridades trabajar de manera responsable e inteligente.
El espacio público tiene más importancia que nunca en este mundo urbanizado. Es urgente mejorar espacios degradados, incluir la participación de la ciudadanía y diseñar teniendo en cuenta género y edad.
Regeneraciones como la del Río Mapocho en Santiago de Chile son ejemplos de espacios creados para el encuentro ciudadano y para mejorar la calidad de vida de la gente.
En Quito, rehabilitaciones como la del Conector Escénico ubicado en Cumbayá, que será realizada por Uribe Schwarzkopf para el uso de toda la ciudadanía, también contribuyen a una ciudad con espacios públicos de calidad.
La humanidad es cada día más citadina, por eso necesitamos ciudades qué nos permitan ser humanos.
A través de la organización, la responsabilidad y la creatividad podemos contribuir con la creación de estos espacios.
Quito no solo podría ser una ciudad que esté a la altura sus vecinas regionales, sino también un referente y una inspiración.