El reconocimiento más importante en la arquitectura es el Premio Pritzker, que se ha llegado a llamar el “nobel” de la rama. Mentes geniales como las de Zaha Hadid, Oscar Niemeyer y Frank Gehry lo han recibido. El premio Pritzker 2022 es para Francis Kéré, un activista social, educador y arquitecto nacido en Burkina Faso.
El comunicado oficial del Premio Pritzker destacó la “belleza, modestia, audacia e invención” que definen a sus obras. Además, citó la “integridad” del trabajo de Kéré, que es el ganador número 51 del reconocimiento.
Francis Kéré nació en 1965 en el país africano de Burkina Faso. Su padre era el jefe del pueblo y pudo enviarlo a la escuela, un privilegio que los otros niños no tuvieron. Aunque era una suerte, su escuela carecía de ventilación y de luz.
Desde muy joven se empezó a formar en su vocación. “Recuerdo el cuarto donde mi abuela se sentaba y contaba historias con un poco de luz, mientras nos acurrucamos uno al lado del otro y su voz dentro del cuarto nos envolvía, convocándonos a acercarnos y formar un lugar seguro”, dijo Kéré. “Ese fue mi primer sentido de la arquitectura”.
Cuando tenía 20 años, Kéré viajó a Berlín con una beca de carpintería. En la gran ciudad europea aprendió a hacer techos y muebles durante el día mientras por las noches estudiaba. Así, realizando muchos esfuerzos, consiguió una beca universitaria que le permitió graduarse como arquitecto en 2004.
Kéré no se olvidó de sus raíces. El primer edificio que construyó fue la Escuela Primaria Gando, en Burkina Faso.
Esta obra fue hecha por y para los lugareños. Ellos fabricaron a mano cada parte del establecimiento, guiados por los conocimientos de ingeniería moderna del Kéré. Tras este éxito, siguieron instalaciones médicas en todo Burkina Faso, Kenia, Mozambique y Uganda.
Aparte de escuelas e instalaciones médicas, el trabajo de Kéré incluye, la Asamblea Nacional de Burkina Faso, el TStartup Lions Campus (2021) y el Instituto de Tecnología de Burkina Faso (2020).
En cada una de sus obras, Kéré ha comunicado algunas ideas arquitectónicas pertenecientes a la tradición de África occidental. En su cultura, el árbol tiene un lugar muy importante como punto de encuentro “para intercambiar ideas, narrar historias, celebrar y reunirse”.
Esta visión del mundo se hace tangible en el pabellón Serpentine (Londres, 2017), en el que Kéré imaginó una estructura con forma de árbol, techo separado y paredes desconectadas formadas por módulos triangulares de índigo, el color que representa la fuerza en su cultura.
Kéré ha sabido construir en regiones cargadas de limitaciones y adversidades. Su uso de los recursos y el aprovechamiento de los materiales marcan su obra. Sus instalaciones sirven y estabilizan el futuro de comunidades enteras.
Según la declaración del jurado del premio Pritzker, preguntarse cuál es el papel de la arquitectura en contextos de extrema escasez es urgente para el futuro de esta profesión. El jurado agregó que Kéré ha encontrado respuestas “brillantes, inspiradoras y revolucionarias” para estas cuestiones.