Vivir en una casa más grande no significa vivir mejor. El microliving —o micro vida, ya lo llaman algunos— es una tendencia que empezó en Estados Unidos y que se está extendiendo por todo el mundo. Es la idea de que el valor y la funcionalidad de una vivienda van más allá de su tamaño en metros cuadrados.
En los últimos años, profesionales jóvenes, viajeros de negocios e inversionistas han sido los primeros en adoptar el microliving.
Esta forma de vida es particularmente adecuada para personas que aprecian su tiempo, su libertad y que quieren vivir en lugares bien conectados. La ubicación céntrica caracteriza al microliving y es una ventaja para quienes quieren tener desplazamientos más cortos.
El exitoso show Never Too Small muestra una galería de viviendas en las que la creatividad y el diseño han creado grandes lugares en espacios pequeños. Ya sea en Londres, Tokio o París, el futuro habitacional de las ciudades implica una reducción de metros cuadrados. El microliving demuestra que esto puede ser un mejor estilo de vida.
Un informe de la agencia de publicidad J. Walter Thompson muestra que la “micro vida” se ha vuelto una importante tendencia inmobiliaria. ¿Pero que los destaca? Algunas características de estos hogares es que son inteligentes, creativos y adaptados a las necesidades contemporáneas.
Muchos proyectos de microliving se destacan por integrar tecnología de punta en su diseño. dispositivos y electrodomésticos controlados por voz, espacios plegables y sistemas de iluminación y audio equipan algunos de estos hogares futuristas.
Un hogar inteligente es también aquel que nos cuida y la salud es otro de los pilares del microliving. A través del monitoreo y purificación del aire, las superficies resistentes a los virus y el uso de materiales naturales como la madera y la piedra, estas casas promueven el bienestar.
Otra de las características del microliving es que va acompañado de áreas comunes para el trabajo y la diversión.
El nomadismo digital, el trabajo y el estudio a distancia son cada vez más comunes; por eso son necesarias oficinas de coworking cerca de casa. Muchos proyectos de microliving integran estos espacios dentro de sus comunidades, lo que a su vez motiva la socialización y la creatividad.
Uno de los objetivos que ha sido cuestionado en los últimos años es tener una oficina. Para muchas empresas y trabajadores, ya no resulta eficiente ni necesario.
Ideas como la shareconomy o “economía del compartir” nos hace cuestionar cuán importante es tener algo y cuándo es mejor compartirlo.
La vida de las personas se ha vuelto mucho más dinámica: los trabajos cambian, las carreras se reinventan, es más común vivir y trabajar en el extranjero, tener relaciones personales y laborales a distancia. El microliving responde a estas y otras necesidades.
El microliving también se relaciona con el minimalismo. Para mucha gente el sueño de tener una casa grande quedó atrás. Las experiencias, los viajes y el movimiento definen las aspiraciones de esta generación. Llenar una bodega de objetos no tiene ningún encanto.
Como dice el autor Ryan Mitchell en su libro sobre hogares pequeños: “Al final vas a querer estar rodeado por la gente que amas. haciendo cosas que disfrutas y teniendo una vida en la que te alegre recordar los lugares que conociste y las cosas que hiciste”. En este sentido, el microliving busca tener una vida más grande en un espacio más pequeño.