La escultura es una oda a la belleza. Se trata de una de las bellas artes que expresa y manifiesta su hermosura a través del volumen y el moldeado. Desde la Antigüedad es un arte de los más destacados, capaz de generar una experiencia estética única.
Infinidad de materiales, formas y sentidos son quienes dan vida a las diferentes expresiones escultóricas. Tres dimensiones que vibran a través de la mano creadora del artista. Un juego constante de movimiento, luz y cuerpo.
Antoni Gaudí decía que si “la arquitectura es la ordenación de la luz, la escultura es el juego de la luz”.
El escultor, es el cuerpo y el alma que se encuentra por detrás de la obra. El artista es el canalizador de emociones y el materializador de inquietudes, sentimientos y de todo aquello que lo atraviesa e interpela.
Tom Sachs es un escultor contemporáneo que reside actualmente en la ciudad de Nueva York. Se trata de un artista crítico del sistema, que utiliza el trabajo artesanal y reciclado como canal para materializar sus obras.
Descubrió su pasión por crear objetos con las manos y por reutilizar materiales. Ahora su trabajo llega del vertedero a cualquier parte. Sachs se encarga de tomar ciertas muestras del mundo capitalista, mezcla, dobla, combina y esculpe de nuevo transformando aquello que el consumo etiqueta como “desechable e inservible” y lo reconstruye.
Se trata de un revolucionario del espectro artístico estadounidense. Un artista artesano que construye a partir de lo que ya existe con sus propias manos, recordando siempre todo lo que se puede hacer y lograr a partir de lo que ya tenemos, y siempre generando una fuerte crítica y reflexión sobre el consumo implacable de nuestro sistema.
“En nuestra Tierra moderna andamos todos convencidos de que es más barato reemplazar algo que repararlo. Es un síntoma de la enfermedad de las grandes ciudades: desechar las cosas con un ansia rayana en el vicio.”
Es el nombre que lleva la exposición de Tom Sachs exhibida en pedestales inspirados en formas modernistas. Cada una de estas esculturas encuentra su inspiración en las subculturas urbanas, replicando objetos industriales comunes que nacen de materiales cotidianos como madera contrachapada, resina, cartón, cinta y pintura.
Esta exposición ofrece una visión curiosa de lo que Sachs considera “consumismo culpable” al tiempo que demuestra cómo la fabricación de un objeto ofrece una forma de conectarse con él.
Valay Shende es un atípico y exitoso videoartista y escultor cuyos trabajos están concentrados en las problemáticas que afectan e inciden en la sociedad urbana contemporánea y sus miembros.
Nació en Singapur y en el año 2000 recibió su diploma de Enseñanza de Arte en Nagpur. Luego también se graduó en escultura, hasta completar una residencia artística en el Open Air Program, Point Ephemere, de París.
El escultor Shende utiliza su trabajo como herramienta de captura de aquellas dicotomías, dificultades y desafíos que atraviesan a India en la actualidad. Representando así la división latente entre los diferentes universos modernos, industriales y religiosos.
Esto lo logra, a través de objetos, símbolos y cuerpos hábilmente logrados. Sus esculturas recientes, únicas tanto en su proceso como en su escala, están elaboradas a partir de elementos como: discos de metal, relojes de bolsillo, fibra de vidrio revestida de cobre y otros materiales no tradicionales.
La combinación de videoarte e instalaciones escultóricas que genera este artista, también es única en su estilo. Logrando de esta manera, corromper y generar constantemente, novedades dentro de las ideas clásicas de la escultura.
Como artista, es un respetuoso estudiante de todo su entorno, lo que lo lleva a sensibilizarse y preocuparse ante los problemas comunes y darle cabida a aspectos de la vida cotidiana.
A través de sus obras pretende crear un “lenguaje que se comunique más allá de las fronteras, para actuar como aporte de conocimiento y referencias de nuestras historias y tiempos actuales a las generaciones futuras”. Según Shende, “un artista tiene una responsabilidad con la sociedad y cree firmemente que se puede recrear un mundo ideal ”.
Entendiendo al arte como una red de intercambio y crecimiento continuo, es que Uribe Schwarzkopf alberga en Oh! Residencias, una de las más destacadas esculturas de Valay Shende.
El escultor trae al edificio Oh!, una obra inspirada en el dhobi-ghat, una popular lavandería al aire libre de Bombay, India.
Dhobi o “lavandero” es el nombre que se le atribuye a las personas encargadas de lavar, planchar a mano y entregar las prendas personalmente dentro de hoteles y localidades.
Situado no muy lejos del centro, se trata de un amplio espacio dominado por piedras de frotado, donde trabajan los dhobis. Se construyó a finales del siglo XIX durante la dominación británica para abastecer de servicio de lavandería a la población inglesa y de clase alta.
De este sector trabajador y marginado, nace este humilde homenaje de Shende. Una pieza artística que busca generar un diálogo, una ruptura, un cuestionamiento hacia la sociedad.
En Uribe Schwarzkopf sentimos orgullo de poder embellecer nuestros edificios a partir de obras de arte tan conmovedoras e importantes. Dando siempre espacio a una variedad inimaginable de artistas de todo el mundo, para seguir fomentando la visibilización de la expresión, la estética y la sensibilidad.