“La cocina para mi es una oportunidad de educar al comensal, es un momento de aprendizaje, de conexión profunda con la naturaleza y con nuestra historia milenaria”.
Quiteño. Flamante chef de Bocavaldivia (Manabí, Ecuador). Estudió en Chile hotelería y en Francia, artes culinarias. Ahí comenzó su vida como cocinero a un nivel más serio, pues tuvo la oportunidad de aprender de la mano de muy buenos profesionales, y hacer sus prácticas en lugares de prestigio de 3 estrellas Michelin.
“Esto me enseñó la técnica, el rigor, la disciplina, el lenguaje culinario y el manejo y administración de una cocina, de los productos, del equipo humano”, sin embargo Rodrigo sentía que algo le faltaba para considerarse un chef de verdad.
Y fue cuando regresó a Ecuador que se dio cuenta que estaba desconectado de los saberes ancestrales de su propia tierra. Comenzó a investigar y desenterrar ese pasado cultural milenario y como interpretarlo a través de la gastronomía, una gastronomía adaptada a las necesidades del mundo de hoy, una gastronomía auto sostenible. “En ese proceso evolutivo, fui creando una dinámica, una cadena de honor en todos los procesos y niveles, y eso fue cimentando un prestigio que tuvo rebote en importantes lugares en Madrid y París”, dice Pacheco.
Estos elementos transformaron la carrera de Rodrigo, desarrollándolo como persona y cocinero, y lo ha llevado a ser parte del programa transmitido por Netflix, “Final Table”, y también a convertirse en “Embajador de Buena Voluntad” para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO por sus siglas en inglés).
Su pasión por la cocina viene desde pequeño, su papá, mamá y abuelas le enseñaron a tener una relación cercana con los alimentos y el campo, a tomar la mesa como un momento de conexión familiar y con nuestro ser interior a través de la comida. Eso despertó su curiosidad, su deseo de aprender a nivel académico y después convertirlo en una profesión que ahora es una forma de vida. Y es que Rodrigo ve la alimentación como una terapia de entendimiento, de salud, de energía, productividad, de conciencia ambiental, de unión familiar y transformación.
“Mi especialidad es la biodiversidad. En Ecuador tenemos cifras y datos científicos que indican que somos uno de los 5 países más mega biodiversos del mundo, y eso en la cocina no puede quedar ausente, ni pasar desapercibido”. Rodrigo sabe que la fortaleza del país no está en un producto exclusivo o en una receta, sino en su biodiversidad, “esa es la firma de nuestra cultura”.
La costa Sur de Ecuador, Manabí, es donde Rodrigo decidió estar y dar paso a una transformación de vida, “vine por un día, luego por un fin de semana, por una semana y después nunca más nos fuimos. Aquí en Las Tanusas (Tanusas Hotel, Tanusas Villas, BocaValdivia y Fundación BocaValdivia), todos aportamos al desarrollo de la comunidad, nuestros equipos, sus familias y así fortalecemos su calidad de vida”, una alianza donde existe un beneficio mutuo.
“The Final Table”, fue un aporte vital en la carrera de Pacheco. Una producción en Sony Studio de esa categoría es toda una experiencia, “los competidores, los chefs de renombre mundial con carreras de prestigio”, no solo lo llevó a aprender a través de ese selecto grupo, sino que se tomó en serio el compromiso con lo que hace, donde su objetivo siempre ha sido dejar el nombre de Ecuador en alto, “y espero haberlo hecho bien, el alcance de este programa sin duda ha sido beneficioso para el país, pues pusimos a la comunidad de Puerto Cayo, a Manabí, al Ecuador y a su gastronomía, en la escena internacional”, algo de lo cual todos debemos estar orgullosos.
“Yo le agrego un ingrediente muy especial a mi comida, y es el propósito: BocaValdivia”, un proyecto a través del cual busca transformar positivamente una bioregión. Cambiar el paradigma de vida de las comunidades y contener el cambio climático por medio de un programa de ecología, uno de educación, agricultura y por supuesto un programa para mejorar la calidad de vida de su gente, “todo por medio de la gastronomía. Buscamos la conservación de la naturaleza, pensando en un economía estable, productiva y en crecimiento para la gente.
El Ecuador tiene que tener una firma para su gastronomía, “en nuestro caso es la sostenibilidad, la biodiversidad, restauración de ecosistemas, el respeto a nuestras culturas y tradiciones, debemos darnos cuenta que en la biodiversidad somos primer mundo. Esa debe ser nuestra marca”.
Rodrigo lo tiene claro: “debemos contener el cambio climático y una de las formas de hacerlo, es a través de nuestra cocina. Debemos escoger la mejor comida para nosotros, para el planeta, aprender a reciclar, aportar en la transformación que cada uno debe hacer desde casa”. Esto es el comienzo de un gran cambio, de una transformación ambiental necesaria, “hay que tomar conciencia y hacer un llamado a la acción, hacia prácticas más naturales y que no generen depredación de los ecosistemas y la destrucción de la naturaleza”, dice el chef.