El profesor de Urbanismo Sustentable, Michael Neuman, dice que la planificación urbana es más complicada que la ciencia de cohetes. En sus palabras, hay pocas cosas en el universo que sean tan complejas como una ciudad. “No hay un método, una regla o un proceso” que sirva para todos los casos. El diseño debe ser una forma de ver la vida. Barcelona, en España, muestra cómo se debe diseñar una ciudad.
Barcelona es el ejemplo de una ciudad que ha podido pensar y reinventar su planificación urbana a lo largo de los siglos. Desde los tiempos del principado austracista hasta las épocas de Gaudí y el Barça de Guardiola.
Neuman y otros expertos, destacan que algunos importantes logros de esta urbe se remontan al trabajo del ingeniero Ildefons Cerdà.
Cerdà fue uno de los primeros autores en escribir sobre urbanización. En el siglo XIX, dirigió el plan de reforma y ensanche de Barcelona. Su visión priorizaba la distribución igualitaria de recursos, espacio, luz solar y aire fresco.
Cerdà planteó la idea de una ciudad sin un centro definido en el que se aglomeraran dependencias, escuelas, hospitales y otros servicios. Hace más de cien años, el ingeniero catalán pensó en algo similar a lo que ahora llamamos Ciudad de quince minutos.
Las superislas de Barcelona
En 2016 Barcelona presentó una ambiciosa propuesta de planificación urbana conocida como las superislas o supermanzanas.
Las superislas son agrupaciones de hasta nueve manzanas en las que el tráfico público y privado se restringe al mínimo, o se prohíbe.
objetivo fue mejorar la movilidad, disminuir el uso de automóviles, la contaminación y promover espacios de encuentro y recreación.
De este modo, muchas calles quedan libres para la circulación de peatones y ciclistas.
Una ciudad enfocada en la gente
El bienestar humano motiva los esfuerzos urbanísticos de Barcelona.
Las superislas fueron pensadas para disminuir la contaminación, la bulla y el aislamiento citadino. Una ciudad en la que no se puede respirar, caminar ni escucharse sin gritar, afecta a sus habitantes.
Un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona estima que si se crearan las más de 500 superislas que la ciudad quiere construir a largo plazo, habría 230.000 viajes menos en vehículos privados a la semana.
Esto es vital porque se calcula que si las ciudades lograran seguir los parámetros de polución de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se salvarían miles de vidas al año. En Poblenou, una de las superislas de Barcelona, desde 2016 se han doblado las áreas verdes y reducido los autos a menos de la mitad.
Urbanismo que genera desarrollo
La planificación urbana de Barcelona no ha descuidado uno de los motores de la economía: el comercio.
Al motivar el desplazamiento a pie, las superislas han logrado dinamizar el consumo local.
En Poblenou los establecimientos comerciales en planta baja aumentaron en más del 30%.
El arte de las calles llenas de gente
El embellecimiento ha sido una forma de consolidar las ambiciosas propuestas urbanas en Barcelona.
En 2018, en la superisla de Poblenou, se creó un museo al aire libre que arrancó con la instalación de seis esculturas del artista catalán Xavier Mascaró.
También se instalaron asientos, áreas de juego infantil, zonas de juego participativo y pistas de atletismo.
Esto ha motivado las actividades culturales, el arte callejero y la integración local.
Cinco razones por las que Barcelona es una gran ciudad:
- Tiene un urbanismo con visiones a largo plazo y con una historia que se remonta al siglo pasado.
- Es una ciudad que tiene propuestas sostenibles y ambiciosas. como las superislas. que responden a los problemas de nuestro tiempo.
- Piensa en la gente y en su bienestar.
- Atiende las necesidades del sector comercial.
- Crea belleza y espacios de encuentro.