La fuerza de las palabras, sacude; el poder de las historias, transforma. Esto lo tiene claro el escritor ecuatoriano, Rommel Manosalvas, quien sabe transitar por su mundo caótico y entregar magia a través de su afilada pluma. Rommel estudió arquitectura en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), trabajó en un estudio de arquitectos en Quito, pero nunca dejó de escribir. Su inclinación por las letras siempre estuvo presente, “desde pequeño sabía que quería dedicarme a escribir, por eso mi paso por el campo de la arquitectura fue corto.” Un día decidió hacerse un espacio en el círculo literario, lo que fue bastante complejo, él no tenía muchas expectativas y postulaba en diversas convocatorias, nunca se dio ninguna, pero en el año 2020, con el fin de establecer una rutina de escritura, fue parte del Segundo Mundial de Escritura y ganó, con un cuento fantástico, “Abuelita”. Una narración que estremece hasta los huesos y que movió el foco hacia su nombre, que entró pisando fuerte, dejando su marca dentro y fuera del país, “esto me dio la oportunidad de publicar mi primera novela: ‘Anatomía Transparente’-Editorial Seix Barral- y al año siguiente, publiqué mi primer libro de cuentos, ‘Los trabajos del agua’ -Severo Editorial-, obra ganadora del premio Joaquín Gallegos Lara, 2023.” El camino estaba listo y Rommel supo andarlo de manera sorprendente, pues sus obras son parte de una lectura obligatoria para quienes disfrutan de la buena literatura, la que se trabaja con pasión e inteligencia, la que se transforma de manera contundente en un referente de las letras ecuatorianas.
Hoy, Rommel estudia su maestría en la universidad de Iowa City, un lugar que lo atrajo mucho por su historia, “aquí está la maestría en Escritura Creativa en inglés más antigua de Estados Unidos, aquí se formaron escritores estadounidenses muy representativos, como Frannely O’Connor o Kurt Vonnegut, además de ser declarada por la Unesco como la Ciudad de la Literatura”. En ese escenario, hoy Rommel continúa preparándose, pero sobre todo, sigue creando novelas que rompen. Sus proyectos inéditos, están próximos a ver la luz, él se proyecta escribiendo, pero sin interrumpir su proceso de formación, y quiere hacer un doctorado, “para seguir aprendiendo”, mientras que a largo plazo, Rommel quisiera también incursionar en la docencia universitaria.
Eso que lo inquieta, que lo obsesiona, es lo que marca los disparadores se sus obras, por ahora la distopía es lo que está afinando su lápiz, y como buen escritor, cuenta con referentes claros que han marcado su estilo y cuyas obras están siempre en su mesa de noche, como por ejemplo, ‘La carretera’ de Cormac McCarthy, uno de los libros favoritos de Rommel, al que siempre vuelve y que le inspira para hacer algo similar. Y es que la escritura funciona así, “te dejas influir por lo que lees, por lo que ves, entablas diálogos con esos libros que marcan y atraviesan. Escribir es trabajar con las obsesiones.”
Cuando Rommel hace un recuento de sus obras, las piensa con cariño, todas le han causado orgullo, pero las mira con cierto pudor, “no vuelvo a ellas porque es como ir a tu feed de Facebook de hace diez años, lees lo que has escrito y solo piensas, ¡uy, en qué estaba pensando!. Lo que más orgullo me da hoy es una novela que tengo en el cajón, esperando a ver qué pasa con ella, es lo mejor que he hecho hasta el momento, así como el libro que estoy en proceso de escribir ahorita para la maestría. Son dos proyectos que me tienen al borde de la silla, esperando qué va a pasar.” Es justamente la obra que está construyendo la que lo involucra de lleno, ya que surge de manera transversal con sus preocupaciones actuales, en esa medida ese trabajo lo tiene muy contento.
Del caos sale la genialidad, de la calma sale el ruido, de la quietud se llega a la marcha, y es eso lo que necesita Rommel para trabajar, para él es vital moverse para ser funcional, “no tengo una rutina en concreta para escribir, busco los espacios donde funciono, le robo el tiempo a ciertos lugares que me funcionan de cierta forma, hasta cierto punto.”
En el país actualmente es muy complejo que miren hacia dentro en el ámbito de las letras, por ejemplo, las referentes: Mónica Ojeda, María Fernanda Ampuero, Natalia García Freire, escritoras con resonancia hacia fuera, han alcanzado un reconocimiento importante en el exterior y eso ayuda a que resuenen dentro del país, “el público en Ecuador mira hacia fuera, para los escritores que somos ecuatorianos y que queremos cierta visibilidad, misma que es difícil lograr, la internacionalización es muy, muy importante, es paradójico, porque debería ser al revés. Ellas son el arquetipo que debemos seguir si queremos llegar a un público más amplio.”
Instagram: @iam.rommel
“Escribir es el acto de trabajar con la imaginación y la palabra”
