El ritmo de vida de los últimos años y la pandemia que está atravesando el mundo entero, han modificado diversos aspectos de la vida cotidiana de todas las personas. Entre ellos: cómo comprender y habitar el hogar.
Una gran incógnita traspasa estos tiempos y tiene que ver con dónde y cómo vivimos. Esto impulsó la búsqueda de diferentes herramientas y soluciones vinculadas a la salud, la higiene, la sostenibilidad y el bienestar.
Estrés, velocidad, volatilidad y productividad absoluta pueden ser algunas de las tantas características que representan a la vida moderna. Y es, a partir de este punto de quiebre, que surge la necesidad de encontrar un equilibrio más sano entre el trabajo y las diferentes responsabilidades, en conjunto al disfrute del tiempo libre y de ocio, algo así como una nueva y beneficiosa filosofía de vida, focalizada en el hogar.
De aquí nace el concepto nesting: la idea de convertir el espacio vital en un sitio de comodidad y estabilidad para obtener mejor calidad de vida y de ánimo.
Se trata de una tendencia que cada vez se practica más, cuyo propósito es el de reducir el agotamiento que generan todas aquellas actividades diarias y, dedicar tiempo y espacio para disfrutar del placer de estar en casa relajado ya sea solo, con amigos o familia.
Anidar para sentirse mejor
El nesting es una idea/concepto/filosofía importada de los países nórdicos, aquellos que disfrutan de pocas horas de calor y luz solar a lo largo del año. Culturas acostumbradas a hacer de sus hogares un espacio cálido y acogedor.
Y ¿de dónde surge este nombre? pues de la palabra nest: un anglicismo que significa nido y que se traduce como el disfrute de acciones que pueden hacerse desde casa.
Básicamente, el nesting centraliza al hogar como un espacio para descansar y relajar la mente y el cuerpo, acompañando esto a partir de la armonía, calidez, bienestar y salud de la vivienda.
El nesting se destaca por su énfasis en la decoración y el estilo en los hogares, que buscan establecer escenarios acogedores donde la felicidad es la meta.
Se basa en la búsqueda del bienestar. Y el hogar es el lugar predilecto donde puede conseguirse. Para alcanzar esta meta es importante que el hogar se encuentre ordenado y genere una atmósfera agradable que permita estar en calma.
Un universo propio
Las personas que disfrutan del nesting suelen ser personas que decoran y adaptan el hogar en base a su estilo, sus diferentes gustos y su personalidad, de tal forma que crean un lugar único.
La decoración auténtica y personal hace que las personas se vinculen con el lugar que habitan de una forma más directa y sincera. Lo que hace que, cuanto más les guste, menos ganas y necesidad de salir afuera sientan, o lo que es lo mismo, más ganas de quedarse disfrutando de su casa.
Colores neutros, plantas, elementos decorativos, buena iluminación y recuerdos aportan paz interior y calidez a la casa, sumando mucha positividad a cada rincón de la vivienda.
Algunos de los consejos clave y más importantes para anidar el hogar se basan en que:
- La casa se debe encontrar limpia y ordenada.
- La luz natural debe llegar a cada rincón del hogar.
- Debe contar con plantas naturales en sus habitaciones principales.
- Reciclar, regalar o vender todo aquello que no se necesita. Una casa muy cargada de elementos decorativos puede causar sensación de agobio y encierro.
- Decorar con objetos que traigan buenos recuerdos o despierten pensamientos positivos.
Las ventajas de sentirse cómodo en casa
El objetivo del nesting es hacer justo lo contrario de todo lo que tiene relación con la rutina diaria. Algo que permite equilibrar y contrarrestar el ritmo acelerado y frenético de todos los días y así relajar el cuerpo y la mente.
Invita a reflexionar y vivir desde el tiempo presente, disfrutando del ahora y los pequeños placeres de la vida que nada tienen que ver con correr detrás de un reloj infinito de responsabilidades.
Relajación, confort y descanso, eso es a lo que apunta esta práctica que ha demostrado tener muchas ventajas saludables en las personas que lo practican.
Disfrutar de un baño relajado y sin horarios, con sales o flores aromáticas, de un vinilo de aquella banda que se escuchaba en la juventud, del libro de un autor descubierto hace poco, de una maratón de aquella saga que tanto apasiona a la familia, de un momento de inspiración frente a lápiz y papel, del cuidado de las plantas o quizás de una huerta, de interminables juegos de mesa junto a la familia, de horas de charlas frente al fuego, de creaciones culinarias en la cocina… todo ello, sin tener que cumplirlo en un tiempo determinado, ofreciéndose a uno mismo la libertad de realizarlo y concretarlo (o no) siempre que aporte a la felicidad y relajación. Eso convierte al hogar en un nido donde crecer y sentirse a gusto.
Convertir la casa en un refugio aporta a reducir el estrés, estimular la creatividad, mejorar la calidad de vida y de sueño, disminuir la ansiedad y hacer del día a día algo más sano y saludable.
El nesting es encontrar nuestro propio lugar, aquél que nos traslade a los momentos vividos más hermosos y agradables, es donde cobijarse y sentirse seguro.